El concurso de patios de Córdoba ha dado muchas vueltas a lo largo de los años y sus premios han puesto el foco en distintas zonas al tiempo que evolucionaba la fiesta. Si antaño era el Alcázar Viejo el clásico ganador de la mayoría de los galardones, de un tiempo a esta parte, la zona de Santa Marina y San Agustín ha ido ganando cada vez más prestigio, al tiempo que se iba cargando de laureles, marcando un poco el paso y creando tendencia. En esta zona la visita adquiere un tono pausado y contemplativo que invita a admirar los detalles.

La ruta de Santa Marina y San Agustín está compuesta, según la guía de Diario CÓRDOBA, por nueve patios, ocho de ellos en concurso, de los cuales 5 son de arquitectura moderna y 3 de arquitectura antigua. El concepto de arquitectura moderna no resta carisma a los espacios. Basta con darse una vuelta por Pastora 2, primer premio en el 2016, que este año aparece exultante de colores y de aromas. No en vano, su cuidador, Rafael Barón, recibe al visitante con dos gardenias y un gran jazmín estrellado. Famoso por su pared de lobelias tricolor, este año rinde homenaje a Ricardo Molina, impulsor del primer festival de patios en el año 1956. A su patio, presidido por un altar a la Virgen de la Salud, no le falta un peregil.

Maribel Navajas (Parras 5), que atesora otros 3 primeros premios, es otro derroche de color y aunque su Costilla de Adán y las 12 variedades de helechos que aglutina ponen el toque verde al recinto, el resto es un arcoiris. Solo en geranios chinos hay más de 50 colores. «El Jardín Botánico ha venido a casa para coger muestras de todas las variedades», señala.

En Chaparro 3, se rinde homenaje a Gloria Fuertes que, a buen seguro, disfrutaría de lo lindo en este patio, atendido ayer por Toñi y Lola. «La novedad de este año son los cultivos hidropónicos o los bonsais», señala Toñi, siempre atenta a las preguntas de los turistas, hipnotizados por el rumor del agua de su fuente.

El geranio chino es el rey de la casa de Milagros, en Parras 8, al que ella llama en confianza «el abuelo» y que recibe a las visitas con sus espléndidos tonos rosados. «Las lluvias y, sobre todo, el calor tan intenso de abril, ha hecho daño a las flores, pero al abuelo no le ha caído ni una gota porque lo tenemos muy mimado», afirma entre risas.

En el capítulo de arquitectura antigua, el número 6 es garantía de éxito. Basta con pasear por Marroquíes 6 y Parras 6, dos monumentos que año tras año reciben merecido homenaje en forma de premios. Dotados de un elixir de eterna juventud, por ellos no pasan los años. Este año, Chari Cantillo luce como novedad en el centro de su patio un cactus que, según María, su ayudante, ha sido un regalo por el día de la madre. Su esparraguera o su limonero forman parte de los clásicos del recinto. Vayan y vean. Marroquíes 6, de visita obligada, tampoco necesita adjetivos. Un año más, luce espléndido. Perderse entre sus rincones es un placer al que centenares de turistas se entregan estos días, aturdidos por la cantidad de macetas que reclaman su atención. Ocaña 19 completa el cartel de patios antiguos de la ruta mientras Juan Rufo 19 se estrena en moderna este año con paso decidido. Cargado de detalles, echa andar como una promesa.