No hay mal que por bien no venga y al final puede que internet, que en estos tiempos todo lo ve, todo lo cuenta y todo lo guarda, acabe convirtiendo a los Reyes Magos del 2016 de la Cabalgata oficial de Córdoba en los más populares de la historia.

Y es que, aunque la Cabalgata se suspendió generando una polémica de las que hacen época, la recepción real improvisada por el Ayuntamiento en Capitulares la mañana de ayer ha hecho historia, porque durante cuatro horas los Magos de Oriente oficiales de la ciudad pudieron atender cuerpo a cuerpo a cientos de pequeños, más allá del cariño que puedan recibir cada año en sus lejanas carrozas en el desfile oficial. Y claro, teniendo en cuenta que cada niño equivalía a un padre con el móvil dispuesto a fotografiar en escena y a divulgar a toda la familia y en todos los chats del Whatsapp, Twitter y Facebook la recepción del pequeño, en poco tiempo Córdoba bullía de fotos de los Magos de Oriente en la ciudad, sin desfile pero posiblemente durante muchos años los más fotografiados y recordados de la historia.

De hecho, hubo hasta un monarca, Gaspar (el presidente de Claveles y Gitanillas, Rafael Barón), que sugirió institucionalizar esta recepción con un formato menor en próximas ediciones, una forma de llegar al corazón de los pequeños cordobeses mucho más cercana que la Cabalgata y en cierta manera complementaria al tradicional desfile.

Y es que la mañana dio para mucho en cuestión de anécdotas, como la oscura tez de Baltasar (Marta Hidalgo), que se fue clareando a lo largo de la recepción a base de cientos de besos de pequeños; el nerviosismo con el que llegaban muchos niños a Melchor (Antonia Beltrán) al ser el primero en recibirlos tras una larga cola de espera, o ver la asombrosa escena de más de la mitad del vestíbulo del serio Ayuntamiento de Córdoba almacenando toneladas de golosinas, gran parte de las que no se pudieron repartir en la fallida Cabalgata oficial.

Capítulo aparte fue comprobar las dotes de mando y organización del Rey Gaspar, que hizo gala de buen humor para distribuir el trabajo entre los tres Reyes Magos y consiguió que todos los niños salieran con sus dulces, una sonrisa y su foto. Y todo ello a pesar de que el Rey Gaspar andaba convaleciente de un problema digestivo, con analgésicos y con una pesada corona que al cabo del tiempo se torna molesta sobre la cabeza, confesaba ayer a este periódico su majestad mitad en broma mitad en serio. Eso sí, un esfuerzo del que los Reyes Magos de Oriente se suelen quejar poco. Quizá porque trabajan una vez al año y porque podrán descansar hasta dentro de 365 días, uno más que de costumbre, que encima el 2016 es año bisiesto.