La recogida de basura en un futuro no será igual que ahora, al menos en los barrios que tienen implantado el sistema neumático. Si los plazos se cumplen, a partir del 2020 más de 10.000 viviendas podrán beneficiarse de un sistema novedoso en Córdoba pero con 56 años de historia. La recogida neumática de basura lleva gestándose desde el 2005 pero se quedó estancada con la crisis. El Ayuntamiento, a través de Sadeco y Urbanismo, ha empezado a dar pasos para impulsarla y poner en marcha la primera central, que estará ubicada en Turruñuelos.

Adiós a los contenedores

Con este sistema, los contenedores tradicionales desaparecerán del paisaje urbano. Los bloques de los barrios nuevos tienen en sus zonas comunes, la mayoría en un local específico, varios buzones en los que sus residentes depositarán la basura. Ya no tendrán que salir a la calle en busca de un contenedor. Esos buzones estarán preparados para albergar restos orgánicos, papel y cartón, envases e inertes. El vidrio y los residuos más voluminosos tendrán otro espacio distinto y serán recogidos mediante el método tradicional. Los comercios también serán usuarios de este sistema considerado más cómodo y sostenible. Los residuos caerán en una red de tuberías subterráneas que conectarán los buzones con la central de recogida, donde llegarán arrastrados por una corriente de aire a más de 70 kilómetros por hora. En la central, la basura será compactada y recogida por camiones, que disminuirán su presencia por las calles. La red de tuberías se divide en la interior o de vertido, que es la que acometen los constructores cuando edifican los bloques de pisos, y la de transporte o general, que es la que lleva la basura hasta la central.

El germen de todo

El origen de este tipo de recogida hay que buscarlo en Suecia, en la ciudad de Solleftea, donde en 1961 se estrenó el primer sistema automático por aspiración neumática de residuos en un hospital. Cuatro años después, en Estocolmo, el sistema se implantó para dar servicio a una zona residencial. A partir de entonces, esta fórmula se propagó y multiplicó por todo el mundo, aunque a España no llegó hasta la década de los noventa. Una urbanización de Cartagena fue la primera en probarla en este país, donde, en 1992, se utilizó en la Villa Olímpica de Barcelona.

En la actualidad, la recogida neumática es algo habitual en más de la mitad del país, aunque en muchas ciudades causa verdaderos quebraderos de cabeza por los atascos que se producen y su elevado coste. Para disipar las dudas de los colectivos vecinales, el Ayuntamiento organizó el verano pasado un viaje a tres ciudades que tienen el sistema implantado para conocerlo más de cerca y ver el impacto de las centrales. Pamplona, Vitoria y Portugalete fueron las ciudades visitadas. La central semisoterrada de Portugalete es la que servirá de muestra a la que se levantará en Turruñuelos, que será similar. Los vecinos querían comprobar por sí mismos si el sistema causa ruidos y malos olores. Según explica el gerente de Sadeco, Javier Quijada, quedaron satisfechos.

Ni olores ni ruidos

Si algo quedó claro en el viaje del pasado verano es que el sistema no causará ruidos ni olores, según asegura Quijada, que explica que una de las ventajas de la implantación en Córdoba es que los buzones están dentro de los edificios y no en la calle, que es lo que causa problemas si se deposita la basura sin control. Solo en San Rafael de la Albaida habrá buzones fuera. En Córdoba, la central, cuya redacción ya ha salido a concurso, estará en Turruñuelos, junto al canal del Guadalmellato, y la parte que dará a las viviendas mantendrá el aspecto de zona verde en relieve, de forma que quedará «totalmente integrada». Javier Quijada explica que el único ruido que se produce, además del que tiene lugar dentro de la central, que estará preparada para que no se escuche fuera, es el de la aspiración de los residuos cuando los buzones están llenos y durante los segundos que dura, por lo que la incidencia será mínima.

Las tareas que vendrán

Dejar la instalación a medio hacer y retomarla ahora tiene sus inconvenientes. A los daños que aparecerán en las tuberías ya colocadas, que ya se están analizando, se sumarán los derivados de haber permitido avalar a los constructores obras que les correspondían y de las que fueron eximidos por Urbanismo temporalmente por la crisis y por no poder usar el sistema sin central. La eliminación de actuaciones hechas exigirá más obras. El mapa actual es de lo más variopinto tanto por la situación en la que están las parcelas como por los avales, ya que hay incluso hipotecas sobre locales que complican todo. Urbanismo tendrá que poner «orden», pero antes, y según Quijada, la «prioridad» será iniciar la central. «La licitación será la clave para la ejecución de los avales y la reparación de las redes», señala, tarea que teme menos porque «hay muchos sistemas para reparar» la red. Otra de las labores será desviar las tuberías después de que se haya decidido ubicar la central en Turruñuelos, para lo que hará falta un convenio entre Urbanismo y la propiedad de los terrenos. La adecuación de la red de tuberías ya instaladas para que lleguen a la central afectarán a Ciudad Jardín de Poniente 1 (Arruzafa) y 2, San Rafael de la Albaida y Turruñuelos.

El gerente de Sadeco quiere que la primera central esté en obras en verano y no descarta que se licite en dos fases para facilitar la financiación. Su terminación está prevista para el 2019 y en el 2020 el sistema debe estar a pleno rendimiento.