Se denomina enfermedad rara, pero a Isabel Larrea, vicepresidenta de la Asociación Nacional de Afectados por el Síndrome del Maullido de Gato (Asimaga), no le gusta que se la llame así. "Es una enfermedad complicada, poco investigada, desconocida, pero no rara, hay muchas cosas más raras, como las caras que ponen algunos cuando miran a quienes la padecen...".

Con motivo del Día Internacional del Síndrome Maullido de Gato, que se celebra hoy en todo el mundo, Asimaga reclama más terapias y atención personalizada para los afectados, ya que se reduce considerablemente después de la etapa escolar lo que "dificulta que se produzcan mayores avances", explica Larrea. El síndrome procede de una alteración en el cromosoma 5-P, que en muchos casos es hereditaria, y que afecta a uno de cada 40.000 niños, unas 900 personas en España. Predomina entre las niñas y se reconoce al nacer, en bebés con muy escaso peso, por el tamaño del cráneo en relación con la cara. a la anomalía psíquica se suman otras complicaciones como las dificultades o imposibilidad para hablar, el retraso en psicomotricidad y el retraso de las capacidades intelectuales. Como su nombre indica, el síndrome se caracteriza por un llanto débil semejante al quejido de un gato, que aparece en los primeros años de vida.