Ana Freixas lleva 36 años viviendo en Córdoba. Cuando le pregunto de dónde es, lo tiene claro: «En Cataluña, soy andaluza y en Andalucía soy catalana, así que yo creo que ya no soy de ningún sitio». Desde la lejanía física, Ana Freixas está viviendo los acontecimientos que se suceden en su tierra natal, donde vive su hijo, con preocupación. «En Cataluña hay una reivindicación histórica de independencia, de más autogobierno, que se ha ignorado pese a que lleva años lanzando señales», explica Freixas, «la negativa sistemática del Gobierno a todas las demandas, la falta de política, de diálogo y esa posición tan legalista que se ha adoptado ha derivado en una confrontación total». Para la escritora y excatedrática de Psicología de la Universidad de Córdoba, «quienes más nacionalistas ha hecho en Cataluña ha sido Rajoy». A modo de ejemplo, explica que el porcentaje de independentistas que hay hoy por hoy entre los miembros de su familia «es altísimo cuando antes no lo era», algo que achaca a la postura inmovilista del Gobierno de España. Para la autora, «la opción del estado federal que hace unos años era posible, ya no lo es, esto ya no creo que pudiera solucionar el problema porque las posturas se han enconado demasiado debido a que no ha habido voluntad política de diálogo y, en mi opinión, las cosas no se pueden imponer por la fuerza».

En cuanto a lo que pueda pasar el 1 de octubre, Ana Freixas se muestra cauta aunque no descarta que efectivamente se produzca la consulta popular prevista. «Yo creo que los del sí van a ir a votar y los del no, no irán porque no reconocen el referéndum».

A partir de ahí, «lo más grave será la fractura social que se ha generado en Cataluña, que ha llegado al seno de las familias, donde se dan posiciones muy opuestas que han llevado a muchos a no tocar siquiera el tema en casa». Freixas también es crítica con la postura actual de la Generalitat. «En este momento, lo está llevando demasiado al extremo», afirma. Considera que la cerrazón del Gobierno viene de lejos, desde que se aprobó el Estatut y la posterior negativa a un pacto fiscal... Todo eso habría creado un caldo de cultivo que ha derivado en la reivindicación del referéndum.

En este contexto, la escritora defiende la necesidad de permitir que Cataluña se exprese en las urnas. «He leído esta mañana que siete de cada diez catalanes quieren que se haga un referéndum y eso no significa que siete de cada diez votarían que sí a la independencia, sin embargo, una gran mayoría social coincide en que expresar tu opinión es un derecho humano que no se puede negar», afirma convencida, «ignorar la voluntad del 70 por ciento de la población de un territorio me parece algo muy grave y estoy segura de que si esto sigue así, dentro de unos meses el porcentaje irá en aumento».