Febrero es el mes de los contrastes, sobre todo en Córdoba. De la reciente ola de frío se pasa a una media de temperaturas casi primaveral en la que las máximas suelen oscilar siempre los 20 grados o más. Naranjos sin naranjas y preparando sus ramas para el brote del azahar, puestos de caracoles preparados para dar comienzo a la campaña de guisos de caracoles que es, sin duda alguna, presagio de que el invierno se despide de la ciudad y la primavera está a la vuelta de la esquina.

Suena alarmante, o más bien esperanzador para los enemigos del mal tiempo o la lluvia, que la presencia de un anticiclón sobre la península dejará durante los próximos días unas temperaturas muy primaverales «más altas de los normal», según Aemet, entre 5 y 7 grados por encima del valor medio para esta época. Nada más alejado de la realidad, donde, tal y como apuntan en la delegación de Córdoba, este tiempo primaveral de finales de febrero y principios de marzo es «muy común en esta ciudad».

De todas formas, el paso de la bufanda y el abrigo a la camisa y la ropa más ligera sí que ha sido drástica. Siempre con la lluvia como enlace entre una y otra etapa. Pero parece que este ascenso en las temperaturas de hoy y mañana estará acompañado más por las nubes que por un sol primaveral.

Aún así, a partir de mañana, las temperaturas comenzarán de nuevo a bajar, siendo durante la jornada del sábado cuando el descenso sea «considerable, incluso en algunos puntos notables», normalizándose ya los valores típicos para esta época del año, han señalado desde la Aemet. De esta forma, el fin de semana nos hará recordar de nuevo la época invernal, volviendo a recurrir a una abrigo algo más consistente, al menos, además de poner de manifiesto que no se puede dar por sentada la llegada de la primavera y que si el refrán «hasta el 40 de mayo no te quites el sayo» sigue existiendo, será por algo.