¿Es caro entrar en la Mezquita-Catedral? Solo hay una respuesta: “Según”. O mejor dicho, cinco: Según se compare, según por qué, según cuándo y quién, según para qué y según el que la cobra.

Pero vayamos por partes.

El reciente anuncio del Cabildo Catedral de, después de 12 años de congelación, subir a partir del 1 de enero el precio de la entrada simple (de 8 a 10 euros) para la visita del monumento cordobés por excelencia ha creado un debate. En principio, planteado por la Plataforma Mezquita-Catedral Patrimonio de Todos, que cuestiona de partida la titularidad del monumento y que, en este asunto, ve «desmedida» la subida de la entrada atribuyéndole un fin meramente lucrativo para la Iglesia. Más tarde, ciudadanos a título individual y algunas voces del sector turístico y hostelero se han sumado al debate.

Según se compare

Ciertamente, a partir del 1 de enero la entrada al templo cordobés duplicará a las del resto de templos que son sedes episcopales andaluzas, salvo Sevilla. 10 euros frente a los 5 de catedrales como las de Almería, Granada, Málaga, Jaén y Cádiz. Pero, sin entrar en la condición de Patrimonio de la Humanidad de la de Córdoba, tirios y troyanos coinciden ya (por fin) en que se trata de la única Mezquita-Catedral, así como la universal singularidad del edificio cordobés, su extensión y elementos únicos. Por no hablar del sobrecoste del mantenimiento y restauración en un conjunto que dobla en antigüedad, complejidad de las actuaciones y gastos derivados por ello al de las catedrales andaluzas hermanas.

Quizá, más justo sería comparar la entrada a la Mezquita Catedral con hitos monumentales y museísticos de primera división en España, categoría en la que juega el edificio cordobés al ser el sexto más visitado del país.

Al respecto, el gráfico de esta página deja muy a las claras que la Mezquita-Catedral es, hasta la subida del 1 de enero, la más asequible de los diez primeros monumentos y museos más visitados de España. Incluso a partir de entonces, será el tercer monumento de los grandes de España más baratos. Y eso teniendo en cuenta que la Catedral de Sevilla lleva muchos años cobrando más que la de Córdoba por su visita (un euro más) y que tampoco son reales los 8 euros del Museo Reina Sofía, ya que el grueso de sus visitantes acuden a la llamada de exposiciones temporales, que tienen un suplemento de 4 euros.

De hecho, llama mucho la atención que la mayoría de museos y monumentos del top ten español tengan (en general) un billete sencillo como mínimo un 50% más caro, incluso cuando se trata de hitos gestionados por administraciones públicas, incluidos los 10 euros de la visita al Palacio Real de Madrid, que depende de Patrimonio Nacional.

Más aún y ya entrando en el campo de la anécdota, puede hablarse de tarifas tan a la carta (y caras) como las del Alcázar de Sevilla, que se cede con un coste de 1.350 euros la hora para películas con figurantes (los rodajes con actores extras son más caros) e incluso puede reservarse a cualquier particular por el módico precio de 3.395 por sesión, informa la web de reservas.

Según por qué

Pero siguiendo la comparación de tarifas de monumentos emblemáticos, hay que observar otros referentes europeos para obtener una visión más amplia que los meros criterios economicistas locales. Hablamos de políticas culturales y turísticas nacionales.

Así, puede tratarse el caso de Inglaterra, que en el siglo XX cambió su imperio colonial por otro de índole cultural, con cantantes y actores convertidos en sir por la reina y con gran parte de su PIB dependiendo de la industria cultural. En ese país recortarán en sanidad y educación pública, pero mantienen la gratuidad incluso en el museo de los museos del mundo: el British Museum.

En una escala muy distinta estarían países como Francia o Alemania, con el Museo del Louvre a 15 euros la entrada sencilla, 12 euros la visita a Los Inválidos o los otros 12 euros del Museo de Pérgamo, de Berlín. En este grupo de países estarían los monumentos españoles más visitados, que, bien mirado, en proporción a la renta per cápita española casi duplicaría el precio de las entradas a los recintos monumentales y museísticos centroeuropeos. Todo hay que decirlo.

A medio camino podría hablarse de las tarifas que se aplican en Italia y Grecia, altas en ocasiones para el poder adquisitivo de sus residentes, pero que realmente juegan pensando en el turismo para que el visitante no las encuentren demasiado gravosas, incluso con algunas gratis. Otra fórmula que responde a una política estatal sobre su patrimonio (ya sea público o privado) y la necesidad de atraer al visitante.

Por ejemplo, hablamos del Panteón de Agripa (Roma), de acceso gratuito, aunque también está la entrada combinada al Coliseo, el Palatino y los Foros Imperiales por 16 euros, mientras que los museos vaticanos (Capilla Sixtina incluida en el tercer recinto museístico europeo en extensión) tiene una entrada de 16 euros. En Grecia, es otro ejemplo, la Acrópolis son 20 euros, aunque también el ticket incluye el Ágora, el Teatro Romano, el Templo de Zeus... y hasta 6 enclaves históricos de la cultura occidental.

En resumen: las políticas e intereses estatales en materia cultural y turística marcan también los precios de las entradas, incluso haciéndose cargo en todo o en parte de museos y monumentos.

Gratis a diario

Capítulo aparte, también el debate del aumento de dos euros de la entrada a la Mezquita-Catedral está condicionado por según quién visita el templo y a qué hora. De hecho, el Cabildo informa que, de media en los últimos años, el 40% de sus entradas tienen carácter gratuito o se beneficia de importantes descuentos. Son los casos de los cordobeses, ya que no pagan ni los nacidos ni los residentes en la diócesis de Córdoba, además de los centros de enseñanza de Andalucía (basta reservar con 10 días de antelación en el 957 47 91 70), las asociaciones andaluzas de mayores y los grupos de asociaciones de discapacitados físicos o psíquicos, sean o no de la comunidad autónoma. Además, tienen bonificaciones del 50% los titulares de la Tarjeta Junta Sesenta y Cinco, los centros de enseñanza de todo el mundo (no andaluces, que pueden pasar gratis) siempre que sean alumnos de menos de 26 años de edad, las asociaciones de mayores de España no andaluzas y las personas con cualquier tipo de minusvalía.

Más aún, a diario y durante todo el año (siempre que no haya un acto religioso a esa hora), la entrada a la Mezquita-Catedral es totalmente gratuita durante una hora: de 8.30 a 9.30 horas. «Nadie del mundo se tiene que quedar sin visitar la Mezquita-Catedral si es solo por cuestión de dinero», recordaba recientemente Agustín Jurado, responsable de prensa del Cabildo Catedral.

Qué paga la entrada

Y hablando de dinero, ¿a qué se destina lo recaudado con las entradas? Pues, aunque expresamente el Cabildo no es proclive a dar cifras concretas, tampoco oculta sus cuentas.

Basta multiplicar por 8 euros ese 60% de entradas individuales sin exensiones y saber que el número de visitas alcanza ya los 1,6 millones para estimar unos ingresos anuales de unos 8 a 9 millones de euros en estos últimos años. De ellos, el equipo y sistema de vigilancia se lleva el 10% de este montante, mientras que los gastos de personal contratado y servicios auxiliares suponen el 25% de las cuentas, y el 31% se dedica a obras de caridad y fundaciones solidarias, explican los responsables de la institución gestora del monumento.

Sin embargo, la parte del león, un 34% de los ingresos medios de los últimos años por entradas, en torno a unos 3 millones de euros, es la que se dedica a estudios, proyectos y tareas de mantenimiento y restauración. Ciertamente, la Junta de Andalucía cifraba el año pasado sus aportaciones de las últimas dos décadas a la conservación directa o asesoramiento de obras de la Mezquita-Catedral, mediante convenios con el Cabildo, en 8,37 millones de euros, el equivalente a lo que el órgano gestor emplea para el mismo fin en menos de tres años a razón de 3 millones anuales.

Otro debate

Por último, estaría un quinto según que (justa o injustamente, pero así ocurre) condiciona el debate sobre la subida de la entrada: según quién la cobra, a colación sobre esa otra polémica sobre la titularidad y gestión del edificio.

A nadie se le escapa que, dependiendo de la postura que se tiene al respecto, se olvidan las frías cifras y el aumento de la entrada se ve mucho más o menos justificado.