A falta de pan, buenas son tortas. Eso dice el refrán y esa es la filosofía que se han aplicado los polígonos industriales de Córdoba desde que la crisis dio al traste con los últimos restos de industria que quedaban en Córdoba. Las Quemadas o La Torrecilla vivieron unos años escalofriantes en los que muchas empresas se vieron obligadas a echar la persiana, dejando decenas de naves vacías. Según Antonio Pérez Cubero, presidente de la Asociación de Propietarios y Empresarios de los Polígonos Industriales Amargacena y la Torrecilla (Apreama), la ocupación de naves empieza a recuperarse poco a poco. De las que han sobrevivido a los embites de la crisis sin marcharse, más de 300 según Pérez Cubero, destaca que son «empresas familiares que no se pueden permitir cerrar y que han optado por reducir plantillas y resistir». La huida de las grandes firmas ha incluido a los concesionarios de coches que servían de escaparate a la entrada al polígono. Sin embargo, este es un buen momento para volver, asegura. «El precio por metro cuadrado es más barato tanto para alquiler como para compra».

Las Quemadas, que sufrió sus peores años entre 2013 y 2014, vive ahora un momento de crecimiento, según Juan Ávila, secretario técnico de la asociación. «En este momento, se concentran entre 600 y 700 empresas de servicios, distribución y logística, lo que supone un gran atractivo para nuevos negocios, debido al movimiento diario de personas que se genera en la zona». Según las previsiones, en febrero del 2018 se abrirá la nueva ITV en este polígono, lo que están seguros que será «un revulsivo» para generar más actividad. Pese a todo, Las Quemadas está al 70% de su capacidad. El coworking cada vez tiene más presencia en los polígonos, atraídos por el precio más bajo del alquiler y por los servicios que ofrece: «limpieza, seguridad o fibra de alta velocidad». Su punto débil, la falta de conexión con la autovía.

Chinales, por su parte, vive un momento de regeneración. Con una actividad de ocio nocturno mucho más residual, han tomado protagonismo grandes cadenas de alimentación, talleres de motos y otros servicios que, según Antonio Navarro, portavoz del polígono, están aportando un valor añadido a este enclave. Salvo en Las Quemadas, la falta de transporte público sigue siendo una asignatura pendiente.