La soprano cordobesa Auxiliadora Toledano Redondo se encuentra con los últimos ensayos previos al estreno de la ópera Don Carlo, en el Auditorio de El Escorial de Madrid. Tras esta representación, esta joven, nacida en Ciudad Jardín hace 35 años y con residencia actual en Viena, tiene programada una ópera en el Teatro de la Zarzuela, donde compartirá protagonismo con la también soprano María Bayo, y su regreso al Teatro Campoamor de Oviedo. En Córdoba actuó este año en el Gran Teatro, en el concierto de Año Nuevo junto a la Orquesta de Córdoba y con la obra L’elisir d’amore, que protagonizó junto al también cordobés Pablo García López en abril.

Auxiliadora Toledano debutó con Doña Francisquita, junto a Josep Bros en el Centenario del Palau de la Música Catalana, en el año 2008. Desde ese momento ha cantado en la Opera Garnier (Paris); Wiener Kammeroper (Viena) y en España en el Teatro Liceu y Auditori (Barcelona), Teatro Real, Auditorio de El Escorial y del Canal (Madrid), en el Kursaal (San Sebastián), en el Teatro Campoamor (Oviedo), así como en los festivales de Peralada o Santander y los teatros Baluarte (Pamplona), Arriaga y Palacio Euskalduna (Bilbao). También ha actuado en Italia, Hungría y Estados Unidos.

Importantes directores de orquesta han permitido que Auxiliadora Toledano pueda brillar como soprano, caso de Sir Neville Marriner, Jesús López Cobos, Frühbeck de Burgos, Jonathan Miller, Riccardo Muti, Plácido Domingo, Lorenzo Ramos, Lluis Pasqual, La Fura dels Baus o Albert Boadella. Esta soprano ha completado su formación realizando cursos con Teresa Berganza y con Enedina Lloris, ampliando su repertorio operístico con Renata Scotto, en la Opera Studio de la Accademia Santa Cecilia (Roma), con Alberto Zedda en la Accademia Rossiniana (Pesaro) y el repertorio liderístico en el Conservatorio de Salamanca, donde obtuvo el premio extraordinario fin de carrera. También cuenta con un posgrado en la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc). En Córdoba estudió previamente en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco.

Ha sido galardonada en los concursos Francesc Viñas, Belvedere Viena, Julián Gayarre y Operalia, siendo la máxima distinción que ha recibido el Premio Príncipe de Girona de Artes y Letras, en el 2013.

-¿Desde cuándo sintió pasión por la lírica?

-Mi afición fue tardía. Empecé a estudiar canto un poco por casualidad y por completar mis estudios de piano. Pero a los tres meses de empezar me propusieron entrar en el Coro del Gran Teatro y fue entonces cuando despertó mi pasión por el escenario, pasión que años más tarde se convirtió en vocación.

-¿En su familia ha habido alguien relacionado con la música, el canto o alguna dedicación cultural al margen de su trabajo?

-Profesionalmente no. Yo he sido la primera, aunque en mi familia paterna siempre ha habido gran afición por la música. Mi padre tenía una voz de barítono muy bonita y era un gran apasionado de la zarzuela.

-¿Quien la animó a dedicarse a esta profesión?

-El primero fue mi padre. Puede parecer extraño, pero mi padre veía que ésta iba a ser mi vida, lo tenía clarísimo y a mí me hacía mucha gracia su convicción porque me parecía imposible. Cada día, en cada función y en todos los momentos increíbles que he vivido hasta ahora lo recuerdo. Mi padre falleció antes de que tomara la decisión de dedicarme a cantar.

-¿Tuvo que marcharse de Córdoba para triunfar?

-Me marché para finalizar mis estudios, pero no con la intención de ser solista. Eso vino después.De todas formas pienso que más que necesario es enriquecedor vivir la experiencia de estudiar fuera de tu ciudad, ya sea por un periodo de tiempo o bien toda la carrera.

-Antes de debutar en el Palau de la Música, ¿dónde había actuado?

-Con el Coro del Gran Teatro, donde a veces me daban algunos partiquinos. Aunque yo en aquel momento no lo veía como algo que fuera a convertirse en mi profesión. Hacía esas actuaciones y me divertía con ello, sin ninguna pretensión en absoluto.

-¿Como recuerda su debut en Barcelona?

-Recuerdo que me sentí la persona más afortunada del mundo, más feliz que nerviosa y mira que tenía mucha responsabilidad. Fue un día inolvidable. Nunca me hubiera imaginado que iba a debutar así.

En el año 2013 Auxiliadora Toledano fue merecedora del premio Príncipe de Girona, según el jurado «por ser una artista singular, con capacidad para entrar en la historia de la lírica, por su talento musical y escénico».

-¿Había muchos aspirantes a ese galardón? ¿Quién la propuso?

-Hubo mucha competencia, según dijo la presidenta del jurado, la agente literaria Carmen Bascells, sobre todo porque en la categoría de Artes y Letras entraban disciplinas muy diversas. Sin duda, es el reconocimiento que más me ha impactado de todos los que he recibido. Me propuso Josep Llagares, entonces vicepresidente de la fundación, a quien estoy y estaré siempre muy agradecida.

-¿En qué ciudades ha residido para seguir formándose o por trabajo?

-He vivido en Salamanca, Barcelona y Roma. Al poco tiempo de empezar a trabajar fijé mi residencia en Madrid. Este último año me trasladé a Viena, por motivos evidentes. La capital de Austria es el epicentro de la música, una ciudad increíble.

-En el 2014 se vio obligada a hacer un paréntesis en su carrera debido a un accidente que tuvo. ¿Cómo le ha afectado?

-Sufrí una caída, que me causó una severa fractura, durante el ensayo de la obra Don Giovanni en el Teatro Campoamor de Oviedo y tuve que parar mi actividad año y medio. Ha sido el periodo más duro que he vivido hasta ahora, pero a la vez el más gratificante, ahora que ya lo he superado. Los primeros meses pensé que la recuperación sería rápida, pero no fue así. Ha sido un ejercicio de constancia, perseverancia, paciencia y fe. ¿Lo mejor de todo? El apoyo incondicional de mi familia, amigos y maestros. Me siento enormemente afortunada por ello. Les doy las gracias. Y también al equipo médico, porque sin ellos no sé si lo habría conseguido.

-¿Qué momento atraviesa la lírica? ¿Mantiene los seguidores?

-Está atravesando un momento delicado, pero como en todos los ámbitos. Hay que mantener la ilusión y no decaer, trabajar con mucho rigor. Es el único modo de salir de la crisis.

-¿Cuántas horas le dedica cada día a entrenar y cuidar la voz?

-En estos momentos, tras el accidente tengo que llevar a cabo un trabajo físico diario, al que dedico dos horas, más las horas que trabajo la voz y estudio las obras. Es una dedicación total. Igual que una deportista de alta competición.

-¿Qué opera le gustaría protagonizar algún día?

-Sin duda alguna La Traviata.

-En Córdoba, ¿en qué lugar sería más feliz cantando y qué pieza en concreto?

-En Córdoba tenía un deseo que era cantar en un recital en el Gran Teatro junto a la Orquesta de Córdoba y teniendo un papel principal. Este deseo me fue concedido este año con los conciertos de Año Nuevo y L’elisir d’amore. Lo que más me impresionó fue la acogida del público. Fue inolvidable. Y, sin duda, me haría feliz y ojalá ese momento llegue pronto, interpretar un recital con guitarra dentro del Festival de la Guitarra. ¿Y en qué lugar? Pues en la Mezquita Catedral.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-El estreno de Don Carlo, el jueves de la semana próxima, en un montaje de Albert Boadella. Y después, el estreno absoluto de dos poemas de Antonio Carvajal, compuestos por Jesús Torres con el Trío Arbos. Y en noviembre interpretaré el personaje de Orestes, en la obra Iphigenia en Tracia, en el Teatro de la Zarzuela, con música de José de Nebra, junto a la Orquesta de la Comunidad de Madrid. También viviré un momento muy especial para mí en febrero del año próximo cuando regrese al Teatro Campoamor de Oviedo después de la caída de hace dos años. En esta ocasión interpretaré a Gilda en Rigoletto.

-¿Se puede vivir de su trabajo con tranquilidad económica o cuesta mucho formarse?

-Sí. Se puede vivir muy bien siempre que estés dentro de un circuito bien posicionado.

-¿Cómo afronta las críticas que recibe por su trabajo?

-Creo que las críticas por la labor que una desempeña se deben afrontar siempre de una manera positiva, sean favorables o no, ya que de las mismas siempre se aprende.

-Ha actuado recientemente junto a Plácido Domingo. ¿Cómo le resultó la experiencia, que además era benéfica?

-Siempre es una gran experiencia cantar junto a él. El tenor Plácido Domingo es una fuerza de la naturaleza. Esta última vez que tuve la oportunidad de cantar con él, concretamente el dúo Lippen Schweigen fue muy especial para mí. Fue un acto celebrado en mayo por parte de la Fundación Envera en Madrid, asociación destinada a dar asistencia, formación y empleo a mujeres y hombres con discapacidad. En mi carrera es fundamental la colaboración con fundaciones sociales. Forma parte de mi proyecto vital.

-¿A qué cantantes o artistas musicales cordobeses más admira?

-Córdoba ha dado grandes artistas y es difícil enumerarlos a todos. Pero me gustaría hacer una mención especial para Paco Peña. Grande como guitarrista y mejor persona si cabe. Humilde como todos los grandes. Toda mi admiración hacia él.

-¿Le gustan otros estilos musicales, además de la lírica?

-Por supuesto, principalmente el jazz, pero mi otra gran pasión es el flamenco.

-En junio se la pudo ver en Córdoba en la marcha que todos los años organiza el hospital Reina Sofía para promocionar la donación de órganos y tejidos. ¿Qué le diría a esas personas que aún no se deciden a hacerse donantes, a pesar de que les expliquen que con ese gesto se pueden salvar vidas?

- Pues les diría que si supieran lo que es esperar un órgano que no llega y que se va la vida de una persona que quieres no se lo pensarían. Mi hermano murió de leucemia. Por eso, aprovecho desde aquí para además de hacer un llamamiento a la donación de órganos, recordar la importancia de hacerse donante de médula ósea, que es un gesto que se tiene en vida por si alguna vez pudieras ser compatible con algún enfermo que requiera de tu donación. Es necesario tomar conciencia de lo que este acto de generosidad puede llegar a suponer para tantas personas que esperan un trasplante.

-¿Tiene tiempo de venir por Córdoba?

-En cuanto tengo unos días libres me desplazo, ya que toda mi familia vive en Córdoba. Me encanta pasear por la Judería y la Ribera y estar con mi familia y amigos del modo más sencillo que te puedas imaginar. Con eso cargo las pilas para continuar.

-¿Qué siente cuando canta?

-Cuando canto siento una enorme sensación de libertad. Es algo indescriptible. En el escenario es donde me siento plenamente realizada. Poder llegar a tantísimas personas a la vez a través de la voz y cambiar quizás un día regular en sus vidas durante una funcion o un concierto es un lujo y un regalo. Soy una gran privilegiada.