Las máximas son peligrosas, pero las mínimas... matan. Así puede resumirse lo que bien saben los responsables sanitarios y lo que figura en los protocolos de prevención de salud pública en caso de un episodio de altas temperaturas. Algo a tener muy en cuenta al final de esta ola de calor que comenzará a dejarse notar hoy en Córdoba, por fin, tras la máxima de ayer de 40,4º C a las 17.10 horas.

Y es que, aunque hay que lamentar nada menos que nueve muertes en España por golpes de calor en este episodio de altas temperaturas, ¿cuántas de estas víctimas estaban debilitadas por sucesivas noches sin pegar ojo? ¿Cuántas personas de grupos sensibles de la población (enfermos, mayores, niños, etcétera) han visto menguar su condición física por noches asfixiantes y han sufrido o sufrirán los próximos días problemas de salud? Y si hablamos de salud pública ¿no cuentan el cansancio, mal humor y otros problemas objetivos de salud de buena parte de la población por no haber podido dormir?

Pues bien: lo peor de esta ola de calor es que los termómetros parecen haberse acostumbrado a no bajar mucho por la noche. Y es que tras la mínima más alta del año, en la sofocante noche del viernes al sábado pasado, con 24.0º C de mínima y 37º C ya pasada la medianoche, ayer se registró la segunda marca anual con 23,4º C. Ciertamente, vienen dos madrugadas de alivio, la de mañana y la del jueves. Pero después se prevé un repunte de las temperaturas, especialmente las mínimas. Así, y aunque en días pasados lo modelos climáticos que barajaba la Aemet contemplaban que tras este respiro del calor llegaría una nueva subida de temperaturas, incluso volviendo a los 40º C, los nuevos cálculos hablan de máximas más moderadas, de unos confortables 37º C, pero no así con las mínimas, de entre 21 y 22º. Unas altísimas quizá malacostumbradas ya este agosto a no descender lo suficiente para dejar dormir por la noche.