Bibián Ortega Lopera (Jaén, 1953) es el integrante de la coordinación de trasplantes del hospital Reina Sofía que más tiempo lleva trabajando de forma continua en este área en el complejo sanitario cordobés, concretamente desde que se hizo el primer trasplante en 1979 en Córdoba. Bibián Ortega, que estudió enfermería en Granada, se incorporó al Reina Sofía en 1976. Tras realizar funciones en diferentes áreas del hospital, este enfermero pasó a ejercer en 1979 como perfusionista en el equipo del doctor Manuel Concha, en una etapa en la que la coordinación de trasplantes se realizaba de forma algo informal porque no existía aún la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). En la coordinación de trasplantes del Reina Sofía ha habido distintos responsables desde su creación (los doctores Alfonso del Castillo, Rafael Toribio, Rafael Guerrero y los actuales Juan Carlos Robles y José María Dueñas), pero en enfermería Bibián Ortega fue el primero en unirse a la coordinación y luego se incorporó José Luis Medina, cuyo puesto asumió Áurea Jurado cuando se jubiló.

-¿Cómo ha evolucionado la coordinación en 39 años de trasplantes del hospital Reina Sofía?

-Al principio lo que más se hacía era donación y trasplante renal. Como no existía diagnóstico de muerte encefálica, las extraciones renales se realizaban una vez se producía la parada cardiaca del enfermo. Posteriormente, se pedía permiso a la familia para la donación de los riñones y su posterior implante en un enfermo en lista de espera, de la forma más rápida posible, con el objetivo de acortar el tiempo de isquemia. Poco a poco, desde la ONT se empezaron a organizar los trasplantes a nivel nacional y en el Reina Sofía se fueron incorporando los trasplantes relativos a los distintos órganos y tejidos. El primero, el de riñón en 1979, y el último, el de pulmón, en 1993, así como los de donación de vivo, hasta completar todos los órganos y tejidos.

-¿La donación de órganos ha experimentado algún cambio?

-En los últimos tiempos se ha introducido la donación en asistolia, que tiene dos versiones: la extracción ultrarápida, que se produce pasado el tiempo de parada cardiaca, y otra que es la más interesante, la donación en asistolia con ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea) para efectuar la extracción de una forma más adecuada y con un mantenimiento más óptimo, sobre todo, de los órganos abdominales.

-¿Qué es lo que más le llena de su trabajo?

-Siento una gran satisfacción por desarrollar esta faceta de coordinador de trasplantes de enfermería, ya que me permite conocer las dos partes del trasplante. Por un lado, los momentos de gran dolor de la familia que pierde a un ser querido, pero cuya respuesta es digna de admiración tras sufrir una pérdida. Y la otra faceta que me permite la coordinación es comprobar cómo los órganos que la familia del donante autoriza que se donen, a las 24 horas están dándole vida a enfermos que les quedaba un corto tiempo de vida. Para mí lo más importante son los donantes de órganos y sus familias, ya que sin ellos no hay trasplantes.

-¿Es muy complicado no emocionarse cuándo se plantea la donación a las familias de los donantes que acaban de fallecer?

-A pesar de llevar tiempo en ello participas de su dolor y a veces no se pueden evitar las lágrimas y la emoción del momento. Me sigo sorprendiendo con la gran disposición y solidaridad de los donantes y sus familias en beneficio de personas desconocidas.

-Actos como la Semana del Donante que acaba de concluir han contribuido a elevar la aceptación familiar a la donación de órganos. ¿Cómo ha crecido en las últimas cuatro décadas?

-Se ha pasado de una aceptación familiar a la donación de órganos de un 50% a la actual del 90%. En este sentido, hay que agradecer el trabajo realizado por el Reina Sofía, por los medios de comunicación y desde otros muchos ámbitos en la promoción de la donación de órganos, porque eso se ha reflejado en el crecimiento progresivo de la población que dice sí a la donación y en el creciente número de trasplantes que se efectúan. La sociedad cordobesa y española ha comprobado que el trasplante es fruto de una donación anónima y que se trasplanta en condiciones de equidad e igualdad. Incluso hay familias que, cuando ven que se acerca el final para su ser querido, se anticipan y te dicen que quieren donar los órganos llegada la hora.

-¿Por qué es importante lograr ese 100% de sí a la donación?

-Nuestra meta es seguir avanzando para que el 100% de familias diga sí a la donación, ya que el 10% de negativa que existe en estos momentos supone un importante número de órganos que se pierden, provocando que sigan falleciendo personas que están en lista de espera.

-¿Recueda algún momento especial en este tiempo trabajado?

-Sí, uno muy concreto. Un 1 de enero le solicitábamos a una familia si accedía a donar los órganos de su hijo que había tenido un accidente de tráfico en Nochevieja. El joven estaba ingresado con muerte encefálica, pero la respuesta de la familia fue de incredulidad y algo alterada porque me decían que estaba tonto, pues su hijo se había ido de casa tras cenar y no podía estar clínicamente muerto. Pero, al final aceptaron donar los órganos. Por la Coordinación de Trasplantes pasan familias que en su día se negaron a la donación y nos dicen que se arrepienten de la decisión que tomaron en ese momento porque saben que podían haber ayudado a otras personas. Por otro lado, familiares de donantes nos envían cartas de agradecimiento porque saben que órganos de sus seres queridos viven en otras personas.

-Se jubilará en octubre. ¿Le gustaría seguir ejerciendo, aunque no pueda hacerlo?

-Me marcharé con gran pesar porque para mí la coordinación y el trasplante ocupan un lugar muy importante en mi vida y quiero dar las gracias a mi familia, porque es la sufridora en muchas ocasiones en las que tengo que anteponer mi trabajo a otras cuestiones para beneficio de la donación y el trasplante. Para mí el Reina Sofía es mi lugar de trabajo, me ha ayudado a formarme como persona y como profesional y me permite participar del gran desarrollo que ha tenido y tiene la donación y el trasplante.