El Palacio de Congresos de Torrijos estará totalmente operativo tras su reforma a mitad de este año y listo para acoger eventos. Esas son, al menos, las previsiones de la hasta ayer delegada territorial de Comercio y Turismo, Marisantos Córdoba (IU), que ha estado al frente de estos trabajos, que tras el cese del consejero de Turismo y Comercio, Rafael Rodríguez (IU), pasan ahora a depender de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte.

En un balance sobre la última fase de las obras de ampliación del Palacio de Congresos previo a ese cese, Córdoba explicó a este periódico que el objetivo es que "durante el primer trimestre del año la obra pudiera estar acabada y resolviendo los últimos detalles, de manera que antes de llegar a mitad de año estuviera totalmente operativo". Las obras, que entran en la fase final, la de los acabados, concluirán algo después de lo previsto, ya que primero se barajó final del 2014. En diciembre, el hasta ayer consejero de Turismo habló ya de principios del 2015.

Los trabajos están resultando mucho más complejos de lo esperado. Una de las razones es la intervención en la muralla califal, que se lleva en paralelo a la obra del salón de actos, pero con proyectos diferentes. La tarea inicial era buscar una salida de evacuación por la muralla, pero Cultura ha obligado también a consolidarla y han sido necesarias hasta cuatro intervenciones distintas y cada una ha requerido un informe arqueológico, el visto bueno de la Comisión de Patrimonio y permiso para la siguiente fase. En estos momentos, queda una. Además, la muralla ha deparado sorpresas como que "no es una, sino dos, una adosada a otra, por lo que ha habido que hacer un cosido", indica. Esto ha aumentado el coste total de la obra en casi 300.000 euros, por lo que de 3,5 millones, pasará a casi 3,8.

Otro factor que ha influido en el retraso es que ha habido que respetar el periodo de nidificación del cernícalo primilla. No obstante, Córdoba aseguró que, a pesar de "la complejidad enorme" que están teniendo los trabajos por ser un edificio BIC y permanecer abierto al público, van "a buen ritmo". Además, hay que tener en cuenta "que suponen mucho más que la ampliación de plazas, ya que se transforma un espacio obsoleto en un palacio de congresos moderno con todas las prestaciones que el sector exige".

Trabajar en el salón de actos tampoco está resultando fácil. Córdoba indicó que ha habido que "desnudarlo" para instalar un sistema que permitirá integrar las butacas y el escenario bajo un suelo técnico. La colocación de ese suelo ha limitado el resto de la obra, al no poder montar los andamiajes hasta su terminación. La intervención para mejorar las instalaciones existentes --eléctrica, climatización, sonido e imagen-- también ha contado con imprevistos. Tampoco han sido fáciles las demoliciones. Córdoba añade que incluso ha habido que sacar escombros de forma manual y cortar vigas por un procedimiento especial para no transmitir vibraciones a la estructura.

Para acabar la obra queda, además de terminar la intervención en la muralla y en el salón de actos, que ya dispone de ventanales abiertos por los que entra la luz, concluir los trabajos en el resto de salas, que ya están desmontadas, tienen renovadas las instalaciones, incluida la climatización, y están enlucidas.

La reforma empezó en agosto del 2013 con la intervención arqueológica. Después, se llevó a cabo la restauración de la fachada y la cubierta del patio azul, cuyas obras concluyeron en marzo del 2014. En junio, quedó adjudicada a Aldesa la reforma del salón de actos, que pasa de 500 plazas a 775. Tras las obras, el Palacio de Congresos tendrá 1.170 plazas entre todas sus salas.