El Colegio de Arquitectos de Córdoba colocó ayer en el colegio La Aduana una placa que lo identifica como edificio singular de la ciudad -lo que no implica que esté catalogado como histórico-artístico-, concedida por la Fundación Docomomo (Documentación y Conservación del Movimiento Moderno), con sede en Barcelona.

Al acto asistió el presidente del Colegio de Arquitectos, Felipe Romero, y miembros de la junta directiva del mismo, así como el arquitecto jubilado Carlos Luca de Tena y Alvear, hijo adoptivo del autor del edificio, Carlos Saénz de Santamaría. Los arquitectos, que mantuvieron un entretenido encuentro con alumnos del colegio en el salón de actos, volvieron a denunciar el lamentable estado de abandono de este complejo situado en la Sierra de Córdoba, claro exponente del Movimiento Moderno en la ciudad. «Es una pena que no se rehabilite y se le dé un uso», insistió Felipe Romero. Y consideró una «gran pena que solo se haya conservado una parte del edificio como colegio y lo demás esté en una situación de abandono increíble».

La directora del centro, Dolores Bocero, comentó a este periódico que, pese a que han denunciado en reiteradas ocasiones los actos vandálicos y el deterioro que presenta el ala que no está ocupada por el colegio, las administraciones no han hecho absolutamente nada. En este sentido, señaló que padres de alumnos y Ampa están recogiendo firmas para presentar un escrito a la Delegación de Educación en el que le piden, entre otras cosas, vigilancia nocturna en el recinto. En el acto con los alumnos, el arquitecto Carlos Luca de Tena y Alvear, que llevaba más de 60 años sin subir a este edificio que construyó en 1958 su padre adoptivo, Carlos Sáenz de Santamaría, contó a los niños anécdotas de su infancia con aquel al que llamaban el chato, y fue claro exponente del llamado Movimiento Moderno.