Tras 25 años al frente de Proyecto Hombre en Córdoba, Lázaro Castro Villalobos, conocido por el padre Lázaro, acaba de dejar la presidencia de esta institución dedicada a la prevención, rehabilitación e inserción social de personas afectadas por la drogadicción o que presentan otro tipo de adicción. Pero este trinitario va a seguir en Proyecto Hombre como un socio más, volcado de forma especial en tratar de remontar la situación económica de la entidad, que se ha visto muy perjudicada en los últimos años por la crisis. El padre Lázaro nació hace 70 años en Laguna de Negrillos (León) y llegó a Córdoba en 1988, después de 16 años como párroco en Antequera. Su primero destino fue la iglesia del Cristo de Gracia. Cuatro años después, el Provincial Trinitario le propuso dirigir Proyecto Hombre en Córdoba.

Durante 1993 estuvo formándose en Málaga para esta misión y en noviembre de 1994 abrió Proyecto Hombre en la calle Abderramán III, que sigue siendo la ubicación actual de su sede central, en un terreno cedido por el Ayuntamiento de Córdoba. Además de esta labor por la que el padre Lázaro se ha labrado un puesto destacado en la historia reciente de Córdoba, este religioso ayudó a impulsar entre finales de los años 80 y primeros de los 90 el comedor de los Trinitarios, la asociación Córdoba Acoge (de ayuda a los inmigrantes) y, desde la parroquia y en colaboración con la Junta de Andalucía, la residencia de San Andrés.

-Ha cedido el testigo a Jesús Tamayo, el nuevo presidente de Proyecto Hombre, técnico que lleva vinculado 15 años a la entidad y que estaba asumiendo la coordinación terapéutica.

-Sí. Es el momento de dejar paso a gente y savia nueva, aunque yo sigo con la misma ilusión.

-¿Por qué hizo falta que Proyecto Hombre abriera en Córdoba?

-Se hizo un estudio previo que reflejaba que había problemas de drogadicción. Pero la droga se cebaba entonces con personas excluidas socialmente, de clase media-baja fundamentalmente, y la heroína era lo fuerte. Los inicios fueron muy duros porque apenas había ayudas, si se exceptúa la de Cajasur o el patronato de la fundación Centro Español de Solidaridad de Córdoba, que se había creado en 1993 y que es el ente jurídico que acoge el programa Proyecto Hombre para el tratamiento de las personas con problemas de drogadicción.

<b>-¿Qué perfil de usuario había en los inicios de la actividad y cuál es el más habitual ahora?</b>

-Ha cambiado mucho el perfil de usuario que nos pide ayuda. En los últimos 25 años la heroína se ha ido manteniendo, aunque ha descendido algo. Pero han surgido la cocaína, el hachís y el botellón. Lo del botellón aún no ha dado la cara totalmente, pero la va a dar. Ya se han visto algunos ejemplos en gente muy joven y será un golpe muy fuerte. Se ha llegado a normalizar de tal forma el botellón que no se le da importancia y no hay un seguimiento de las consecuencias. También están las adicciones asociadas a las nuevas tecnologías (móvil, internet, compras, sexo, tarot, juegos on line). Son cosas que a las personas les distraen de otros asuntos y les hacen despreocuparse de su vida. Es la consecuencia del ritmo tan brutal que sigue la sociedad sin ningún control. Y la misma sociedad ha ido creando todas estas adicciones, generando un estilo de vida distinto al que había antes. Se aprecia una carencia de valores. Lo que antes tenía un sentido ahora no lo tiene. Como la familia, que antes era un punto de referencia y ya no lo es. El Estado tampoco lo es. La Iglesia lo era y tampoco lo es. Hoy el punto de referencia está en las nuevas tecnologías, en las redes sociales. Todo es tan impersonal, que se ha quitado la fuerza de la persona humana. Hemos ido creando una sociedad insolidaria, deshumanizada, despreocupada de las personas marginadas y como consecuencia de todo eso surge Proyecto Hombre para acoger a esas personas y ayudar a reinsertarlas en la sociedad.

-<b>¿Son los cordobeses generosos con Proyecto Hombre?</b>

-Hay una parte de Córdoba que sí es generosa porque aquí llevamos desde 1994. Esperamos que no nos olvide. Sabemos que en situaciones especiales la ciudad se vuelca. El número de socios ha bajado bastante por la crisis. Tenemos actualmente unos 600 y, aunque hay personas solidarias, cuesta más vender las entradas para un almuerzo a beneficio de Proyecto Hombre en Córdoba que en otra ciudad. Una de las cosas que he vivido, en contra del convencimiento popular, es que una gran mayoría de las personas a las que en todo este tiempo he acudido para pedir ayuda para nuestra labor no querían colaborar porque el dinero era para personas que se drogaban. Se condena y crucifica a estas personas, pero tienen su dignidad. No son culpables. Tenemos que ayudarles a reconquistar su dignidad.

<b>-¿A cuántos usuarios de media atienden anualmente?

</b>-En los 3 últimos años está habiendo entre 140 y 160 usuarios nuevos anuales, más los que se acumulan de otros años. Vienen menos mujeres, pero no sé los motivos. La edad media va bajando. Son adolescentes y jóvenes, desde los 12-13 años hasta algo más de 40, de todas las condiciones sociales, aunque hace décadas no era así. Proyecto Hombre es un medio de ayuda. La sociedad tiene que creer en nosotros. Somos todos una familia que tenemos que ayudar a una parte que ha caído en una adicción.

<b>-¿Está Proyecto Hombre abriendo delegaciones en la provincia?

</b>-Sí. Estábamos ya presentes en algunos pueblos y desde enero estamos abriendo delegaciones en otros. Se han inaugurado ya sedes en Cañete de las Torres, Fernán Núñez y Bujalance. Además, próximamente llegaremos a Nueva Carteya y a más puntos antes del verano. En cada pueblo las personas que han tenido contacto con Proyecto Hombre queremos que de forma voluntaria sean la fuerza viva de nuestra institución en ese municipio para realizar prevención; ayudar a otras personas que puedan estar sufriendo una adicción e impulsar que surjan socios que quieran colaborar con nosotros.

<b>-¿Con qué recursos cuenta actualmente Proyecto Hombre? </b>

-Tenemos en la capital el proyecto base para personas muy desestructuradas debido al consumo. Hay otro programa para usuarios que cuentan con apoyo familiar. En la prisión actuamos en 2 módulos de hombres y vamos a hacerlo también en el de mujeres. Existe, por otro lado, el proyecto joven, que asiste a chicos que se han iniciado con sustancias, que sufren adicción a las nuevas tecnologías o que presentan problemas de conducta familiares o en otro ámbito. Además, tenemos abiertos un programa específico de cannabis, de crecimiento y duelo y otro de atención nocturna, para personas que no pueden venir en otro horario. Contamos a su vez con un centro en Lucena con estos mismos programas.

<b>-¿Qué índice de recuperación consigue Proyecto Hombre?

</b>-De 100 personas que recibimos, el 85% no recae y del 15% restante, entre un 7% y un 8% recae y el otro 7% u 8% no vuelve con nosotros porque le da vergüenza. Y entre el 60% y el 70% concluye el programa.

<b>-Dentro de la crisis de valores que denuncia, ¿qué le parece el gasto que se produce en muchas comuniones o cumpleaños?</b>

-Hay muchos padres que a mí me dicen: «Lo que yo no tuve, mi hijo lo va a tener». Y no les importa incluso endeudarse. Lo vemos tan natural, que hemos caído en la trampa de la sociedad del consumo, del despilfarro, de probarlo todo, de experimentarlo todo y no nos damos cuenta de las consecuencias que esto va a traer a la larga.

<b>-¿Cómo es ahora su día a día?

</b>-Pues seguiré como socio, ayudando principalmente a recaudar fondos para Proyecto Hombre. Quiero aprovechar esta entrevista para dar las gracias a todos mis compañeros de Proyecto Hombre, en especial al nuevo presidente, y a los voluntarios, algunos de los cuales llevan aquí desde los inicios. También agradecer a Córdoba la paciencia que ha tenido conmigo al estar continuamente pidiendo ayuda para Proyecto Hombre, rogándoles que no se cansen nunca de darnos su apoyo. También dar las gracias a Diario CÓRDOBA por la difusión que nos da siempre. Y si en algo he podido fallar en todos estos años pido disculpas.