El Ayuntamiento de Córdoba tiene previsto empezar este año las obras de restauración del Archivo Histórico municipal, proyecto con el que pretende recuperar los valores patrimoniales de la antigua Casa de los Guzmanes. De hecho, los presupuestos municipales, dentro del área de Presidencia, contemplan una partida de 2 millones para ese fin. El proyecto está en la fase previa a la licitación, por lo que aún queda convocar el concurso para seleccionar a la empresa encargada de la reforma, que se prolongará durante año y medio, según las previsiones del Ayuntamiento. El proyecto, al que ha tenido acceso este periódico, prevé una inversión de 2,6 millones de euros. Con esta iniciativa, además de recuperar los valores patrimoniales del histórico edificio, el Ayuntamiento quiere adecuar las distintas dependencias a la normativa vigente y a las nuevas necesidades funcionales.

Para llevar a cabo el proyecto se ha utilizado como base un plan de usos del 2010 elaborado por la directora del Archivo, Ana Verdú, aunque teniendo en cuenta las limitaciones por el alto grado de protección del inmueble, sobre todo, de su fachada, zaguán, galerías y escalera principal, y por la imposibilidad de realizar ampliaciones, lo que impide albergar otros archivos documentales repartidos por distintas dependencias municipales. La premisa con la que parte la intervención es «el respeto a los valores arquitectónicos, patrimoniales y artísticos de la Casa de los Guzmanes». Con esa idea, y según consta en el proyecto, se restaurarán elementos de interés y se remodelarán espacios con el fin de recuperar la conformación original de la casa solariega. La idea es volver al estado que presentaban los dos inmuebles (6 y 8 de Sánchez de Feria) que conforman el Archivo cuando el Ayuntamiento los adquirió en 1968. Como modelo se usa un plano del arquitecto Víctor Escribano.

La propuesta consiste en abrir un segundo acceso desde Sánchez de Feria como puerta de servicio para carga y descarga de documentación, que evitará dar rodeos y permitirá entrar de forma directa al archivo y zona de administración. Además, se reducirá espacio de archivo en la planta baja para habilitar una sala de recepción y preclasificación de material. Otra actuación será retirar una estructura metálica que soporta dos niveles de archivadores para recuperar todo el espacio en el que está uno de los tres ajimeces, en el que se recobrará una escalera de 1968 para emergencia y se adecuará como sala de exposiciones. Otra estancia, la ubicada a la derecha del zaguán, se habilitará como zona de atención al público, con un punto de venta. Además, el despacho de dirección se convertirá en sala de conferencias con 42 butacas. Allí están los otros dos ajimeces.

Otra de las propuestas consiste en rediseñar la zona acristalada de la planta baja para formar un nuevo puesto de vigilancia. Además, se recuperará un antiguo cuarto para su uso como almacén. El proyecto prevé también reordenar la zona de administración, modificando la conexión con la sala de consulta, y los espacios de servicio del personal.

Otra de las actuaciones consistirá en recuperar la galería de la planta primera «con una partición semiacristalada» que la separará del taller de restauración. El proyecto persigue así restablecer el sistema original de galería perimetral en torno al patio, mayor iluminación natural y que el público conozca las tareas de mantenimiento del taller. La galería oeste del segundo patio de la primera planta se convertirá en despacho de historia oral (DHO en el gráfico). Por último, se adaptará la sala de investigación para su uso como despacho de dirección con zona de trabajo y reuniones.

El proyecto indica que con estas actuaciones se logra agrupar las zonas de mayor afluencia de público en las dependencias más singulares, que están en la planta baja, y en espacios próximos a núcleos de evacuación.

La idea de reformar el archivo no es nueva, ya que existe desde el 2012 una encomienda de gestión a Urbanismo para llevarla a cabo. En el proyecto han intervenido los arquitectos de Urbanismo Carmen Chacón y Javier Valverde, el arquitecto técnico Cristóbal Montoro, el ingeniero técnico industrial Antonio Moya Rojas, y la licenciada en Historia del Arte y restauradora Eva Montilla Jiménez.