Apesar de las continuas campañas de concienciación puestas en marcha por la Dirección General de Tráfico (DGT), aún hay un buen número de conductores que se ponen al volante tras haber bebido, haciendo oídos sordos al riesgo que supone. Y además, no son pocos los que incluso superan la tasa que lo convierte en delito. Así, la Fiscalía Provincial de Córdoba acusó el año pasado a 899 conductores que dieron positivo por consumo de bebidas alcohólicas, un 7,4% más que en el ejercicio anterior, cuando se sentó en el banquillo a 837 automovilistas por este motivo. Además, según la estadística de delitos contra la seguridad vial incluida en la última memoria del ministerio público, el 9,4% de los acusados en el 2013 por esta infracción --85 en total-- eran reincidentes, un porcentaje muy similar al de ejercicios anteriores.

Un año más, las acusaciones por conducir bajo los efectos del alcohol representaron la mayoría de las formuladas por la Fiscalía por delitos contra la seguridad vial. De las 1.436 calificaciones que se hicieron en esta materia durante el 2013, el 62,6% (899) fueron contra personas que se pusieron al volante ebrias. Además, también se acusó a 60 conductores por negarse a someterse a las pruebas de alcoholemia.

Según datos de la Jefatura de Tráfico de Córdoba, el 14% de los puntos que se retiran en la provincia los pierden los automovilistas por conducir con una tasa de alcohol superior a la permitida, y tan solo en el primer semestre de este año se han detraído 3.166 créditos tras haberse impuesto 689 sanciones a 683 infractores.

UNA MULTA MAYOR La última reforma de la ley de seguridad vial ha incrementado la cuantía de las sanciones y ha puesto a los reincidentes en el punto de mira. Para estos, es decir, para quienes hubieran sido sancionados en el año inmediatamente anterior por dar positivo en alcohol, la sanción se ha incrementado de 500 a 1.000 euros. Esta misma sanción de 1.000 euros se aplica también a aquellos conductores que circulen por la red viaria con una tasa que supere el doble de la permitida.

El alcohol es una de las principales causas de accidente de tráfico; está presente, como factor concurrente o desencadenante, en un tercio de los siniestros mortales, y multiplica por nueve el riesgo de provocar un accidente, según insiste en transmitir la Dirección General de Tráfico. En la última campaña de control y vigilancia desarrollada durante el pasado mes de julio, dos datos elocuentes centraron los mensajes de concienciación: el primero es que el 12% de los conductores reconocen que se ponen al volante después de haber bebido o consumido droga y, el segundo, que el 43% de los automovilistas fallecidos mientras circulaban dieron positivo en sangre a drogas y/o alcohol.