El último trabajo publicado en la revista Neurotherapeutics por el grupo de investigación Neuroplasticidad y estrés oxidativo, de la Universidad de Córdoba, dirigido por el profesor Isaac Túnez, investigador del Imibic y con la colaboración del profesor René Drucker-Colin, recoge que se ha logrado describir cómo la posible alteración en la flora intestinal se relaciona directamente con el desarrollo de la esclerosis múltiple recurrente-remitente.

Para ello, se han utilizado dos biomarcadores indicadores de cambios en la microbiotica que han servido para trazar el proceso en el que la alteración en la barrera intestinal desencadena el proceso inflamatorio que alterará la barrera hematoencefálica y terminará afectando al sistema nervioso y provocando el daño neurológico.

Según ha informado la UCO en una nota, ésta no es la primera vez que la comunidad científica vincula la flora intestinal a la patología nerviosa, aunque sí la primera vez que se describe con ese nivel de detalle el comportamiento de los biomarcadores elegidos: los lipopolisacáridos de membrana bacteriana (LPS) asociado a alteraciones de la flora intestinal y las proteinas LBP, tanto en modelo animal como en pacientes.