La ciudad de Córdoba ofrece a los estudiantes universitarios internacionales una pluralidad de programas de intercambio. Estos están repletos de experiencias de estudio o trabajo en el extranjero que enriquecen a sus participantes no solamente desde un punto de vista académico, sino también desde el personal.

Las ventajas de tener una experiencia internacional son muchas, tal como explica Abbos, un chico uzbeco que se vino a España con el programa Erasmus Mundus para estudiar nanotecnología. Al preguntarle por qué Córdoba, el erasmus, que como no habla español se comunica gracias a la aplicación Google Translator, comenta que «la UCO dispone de una de las mejores ofertas académicas sobre este tema».

A pesar de sus límites lingüísticos, el estudiante uzbeco confiesa que los cordobeses son muy amables con él y que siempre le ayudan. «Además, el ambiente Erasmus de Córdoba me gusta mucho porque es una mezcla de culturas, y he podido aprender sobre todas ellas» destaca.

Otro caso es el de John, de Texas, Estados Unidos, que llegó a Córdoba gracias al programa de intercambio Preshco y que trabaja como asistente de profesores en varios institutos cordobeses. «No cambiaría Córdoba por otra ciudad porque aquí se percibe un buen ambiente: el clima, la comida, la gente». Sus expectativas se cumplieron, está muy contento de vivir esta experiencia en el extranjero y le gustaría poder quedarse más tiempo.

Gosia, estudiante polaca, también dice estar contenta de poder gozar de la belleza de Córdoba y de su encanto: «No podía haber elegido mejor para mi Erasmus. Tenía la posibilidad de irme a Madrid pero no quise, aquí me gusta mucho más». Añade que lo que más le atrae de la ciudad es la felicidad de la gente, porque «en Polonia la gente trabaja demasiado y no hay sol, es más triste. Cuando no hay sol no eres feliz y por eso me gustaría llevarme un poquito de sol y felicidad a mi país» indica. «Aquí la gente es muy amable, te ayuda, hasta en las tiendas me preguntan muchas veces de dónde soy y se interesan por mí».

Tras las primeras dificultades en adaptarse a las costumbres españolas como la siesta, Gosia ha empezado a participar a eventos planeados por las organizaciones erasmus locales. Estos eventos consisten en deportes, viajes, cenas interculturales... y permiten a los estudiantes internacionales relacionarse entre ellos y dejar así que una multitud de culturas diferentes interactúen.

«Tengo muchos amigos españoles, italianos, franceses, ingleses, y también de América latina, son como mi segunda familia» dice la estudiante. Sin embargo, Erasmus no es igual a fiesta: «Es estudiar también, para poder volver a mi país con algo más. Una cosa es estudiar y otra es conocer gente, es una parte muy importante del Erasmus», afirma Gosia.

Otra persona que está en Córdoba a través de este programa de intercambio es Jessica, estudiante italiana de idiomas que cursa en la facultad de Filosofía y Letras. Ella tampoco elegiría otra ciudad para su experiencia de estudio en el extranjero; la ciudad le gusta mucho porque «es muy bonita, tiene muchas cosas para visitar y la gente es muy acogedora». Y añade: «Además, me gusta mucho la tranquilidad de la gente». Jessica está segura de que no se equivocó al empezar esta nueva experiencia porque es útil para independizarse de su familia y conocer una cultura que siempre le ha llamado la atención.

Estas iniciativas de intercambio para jovenes estudiantes, que incluyen experiencias de estudio o trabajo en el extranjero, fomentan las relaciones internacionales entre muchos países y ayudan a crear una nueva generación que no conozca fronteras y que elimine los actuales problemas relacionados con la integración cultural: la generación erasmus.