La guerra de Siria ha visibilizado la situación de los refugiados que huyen buscando en Europa una nueva vida, pero algunos países africanos siguen forzando huidas como la de Rodrigo, un camerunés solicitante de asilo perseguido por escribir un libro denunciando la corrupción en su país.

El perfil mayoritario de las personas que solicitan protección internacional en España es el de un varón joven que huye de la guerra en Siria, pero Cruz Roja en Córdoba atiende a personas de una decena de países, donde la vida de sus nacionales corre peligro por ejercer un derecho tan básico como la libertad de expresión.

Rodrigo es un informático que nació en un pequeño pueblo del centro de Camerún, un país de África central que acoge a más de 100.000 refugiados que huyen de países vecinos como Nigeria donde el terrorismo de Boko Haram atenta a diario contra la población.

Sin embargo, según cuenta este joven solicitante de asilo que vive gracias al programa de ayuda a los refugiados de Cruz Roja, la situación de los nacionales de Camerún no es la de un país de acogida, ya que en su caso, tras años ahorrando para lograr un visado para Europa, el diputado que le prometió facilitarle el documento, que además era un familiar, lo engañó, se quedó con su dinero y Rodrigo no obtuvo ningún documento.

No había opción de denunciarlo a la policía "porque en Camerún hay mucha corrupción", por lo que se decidió a escribir un libro, "Lettre du frére Zhire", donde contaba "todo lo que mi tío nos había hecho, además de hablar de la situación de injusticia que vivimos los cameruneses" pero no pudo publicarlo porque cuando se lo entregó a su editor "comenzamos a recibir amenazas, me destrozaron la casa".

"Mi país es peligroso para quien quiere ejercer la libertad, solo vives bien si formas parte de una secta que lleva más de 30 años en el poder" cuenta Rodrigo, que denuncia que su caso no es aislado y que "muchos amigos están en peligro".

Por eso, no tuvo más remedio que salir del país y en 2010 comenzó una odisea hasta llegar a España: salió por el norte hasta Nigeria, de allí, a Benín, Togo, Ghana, Burkina Faso, Mali, Guinea, Senegal, Mauritania y Marruecos.

"Un día me entero de que mi madre ha muerto y cogí todo lo que me quedaba y compré una zodiac pesar del riesgo que sabía que corría" y atrincherado con otras nueve personas, llegó a Algeciras en 2014 para intentar ganarse la vida de alguna forma y poder ayudar a sus tres hermanas que aún están en Camerún.

"Ellas no pueden volver a mi pueblo, los hombres de mi tío las amenazan" se lamenta Rodrigo situación que agrava aún más la vida de las mujeres en las zonas más pobre de Camerún donde "la única posibilidad de sobrevivir es ejerciendo la prostitución".

Nayra Aparicio, abogada de Cruz Roja en Córdoba explica una vez que Rodrigo solicitó la protección internacional en el CIE de Algeciras, llegó a Córdoba donde vive desde hace seis meses con su tarjeta provisional a la espera de la resolución de asilo definitiva.

Rodrigo es de gran utilidad en Cruz Roja, "nos soluciona todos los problemas que tenemos con el ordenador", comenta la abogada, que valora que Rodrigo se esté integrando de la mejor manera posible y que está convencida de que es un profesional muy apto para trabajar en cualquier empresa como técnico, algo que le facilitaría su situación mientras se resuelve su solicitud de asilo.

La institución humanitaria asiste a 63 refugiados en el centro que la entidad tiene en la localidad de Puente Genil y 31 personas en la capital, que provienen en mayor medida de Siria, pero también de China, que vienen solicitando protección por cuestiones políticas o religiosa; Ucrania, Pakistán, Palestina, Congo, Guinea Conakry, Camerún, Rusia, Afganistán, Líbano, Mali o Marruecos.

La abogada resalta que "a pesar de todo lo que han pasado para llegar hasta aquí, la mayoría quiere regresar a su país, donde han dejado a parte de su familia", por ello, desde Cruz Roja los atienden con asistencia integral para que al menos puedan recuperar la tranquilidad de que van a despertar vivos a la mañana siguiente.