Por unas horas Córdoba se convirtió en un gran centro de investigación. Los laboratorios abrieron sus puertas fuera de horario y sus científicos se trasladaron a la calle en una Noche de los investigadores que, además de acercar a la población los estudios que se realizan desde las instituciones científicas, tuvo un añadido reivindicativo este año 2013, un año marcado por los recortes en I+D y la situación, cada vez más inestable, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La Universidad de Córdoba, el Real Jardín Botánico y el Instituto de Estudios Sociales Avanzados fueron los epicentros de una iniciativa que, a pesar de la lluvia, logro una gran acogida gracias al carácter ameno y cercano de su principal propuesta, los microencuentros.

En ellos, grupos de investigadores asociados a distintos proyectos se reunieron con entre 10 y 20 personas cada uno, a las que explicaban su trabajo diario --proceso, resultados e incidencias-- y con las que debatieron de manera informal su visión del mundo y las relaciones entre ciencia y sociedad.

Los pasillos del Rectorado de la UCO acogieron 14 de los 22 microencuentros organizados en Córdoba, catorce reuniones en las que se trataron, entre otros temas, las enfermedades autoinmunes, los pros y contras de los transgénicos, la eficiencia energética en el regadío, o las huellas arqueológicas de la Córdoba romana y medieval.

Otras seis tertulias centradas en la conservación de los ecosistemas vegetales tuvieron lugar en el Jardín botánico, que también recibió a lo largo de la mañana a ocho colegios de Córdoba y Sevilla cuyos niños hacían su particular versión de una feria de la ciencia.

El Instituto de Estudios Sociales Avanzados acompañó sus dos microencuentros, dedicados al copago sanitario y las migraciones en tiempos de crisis, de una visita guiada a sus instalaciones, ubicadas en un edificio rehabilitado del siglo XVI.

La última de las actividades de la noche, La feria de los ingenios , trasladó a los asistentes al Rectorado a una feria científica de principios del pasado siglo, en el que investigadores de las tres instituciones se reunían disfrazados de feriantes para presentar los avances más actuales de la ciencia. Previamente, el rector de la universidad hizo la lectura de una carta en defensa de la ciencia, una defensa cada día más necesaria tras los golpes encajados a lo largo de este año.