Esta ha sido una semana decisiva para Medina Azahara en su aspiración a convertirse en Patrimonio de la Humanidad, no solo por la visita de tres días del evaluador de la Unesco, el experto italiano en arquitectura islámica Attilio Petruccioli, sino porque desde el viernes hace gala de su eslogan de candidatura, La ciudad que brilla, con la puesta en marcha de la iluminación nocturna del yacimiento, que inauguró la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Este valor añadido a Medina Azahara ha llegado de la mano de Endesa con la instalación de 660 puntos de luz, que se han colocado bajo la supervisión de expertos con el objetivo de que las luminarias estén instaladas en zonas emblemáticas de los restos arqueológicos como la Puerta Norte, el Salón Basilical, las Caballerizas, la Mezquita Aljama o el Gran Pórtico oriental, entre otras, trabajando en las partes restauradas y evitando en todo momento incidir en las ruinas originales.

Gracias a esta iluminación, que ofrece una visión inédita del yacimiento hasta ahora, Medina Azahara podrá darse a conocer también por la noche, ofreciendo al visitante una experiencia única que también contribuya a la pernoctación turística en Córdoba.

Antes de su partida el viernes por la mañana, Attilio Petruccioli pudo vivir esa sensación, ya que Medina Azahara se iluminó durante su visita, en la que ha realizado un exhaustivo y argumentado informe sobre la ciudad palatina y, además de trabajar durante tres días con la comisión técnica estable del yacimiento, se ha reunido con unos 30 expertos en patrimonio, además de con miembros de las instituciones cordobesas y agentes sociales, como representantes de las parcelaciones que rodean a los restos arqueológicos o colectivos como Los Amigos de Medina Azahara.

El resultado de ese informe será enviado dentro de quince días al Icomos para que este organismo lo eleve a la Unesco, junto al resto de documentos elaborados por el panel de expertos que estudian la candidatura de Medina Azahara. El resultado se comunicará en diciembre al Ministerio de Cultura en París, donde se conocerá si el informe es favorable o no, o si simplemente se necesitan subsanar algunos aspectos importantes para la candidatura. Estas posibles soluciones se deberán estudiar entre enero y febrero, momento en el que habrá que enviar un nuevo informe a la Unesco. A partir de ahí, la suerte estará echada, ya que el siguiente paso en el recorrido hacia el reconocimiento nos sitúa en julio del 2018, cuando, en una ciudad aún por determinar, se decida si Medina Azahara será el cuarto título Patrimonio de la Humanidad que ostente Córdoba.

La universalidad y excepcionalidad de Medina Azahara son sus bazas más importantes a la hora de alzarse con el título, ya que se trata del único ejemplo conservado de una ciudad de esas características dentro del ámbito europeo, y aun de ese periodo histórico en el conjunto de la cultura islámica.

Por otro lado, el yacimiento aporta un testimonio excepcional de la desaparecida civilización islámica andalusí y constituye un ejemplo único de su época más floreciente, lo que lo convierten en un objeto único de investigación histórica sobre ese periodo. La candidatura también goza de un fuerte respaldo institucional, que se evidenció esta semana en la recepción de bienvenida ofrecida al experto Attilio Petruccioli.