--¿Córdoba contará finalmente con el hospital privado por el que usted tanto ha luchado?

--Cuando quise que se construyese un hospital de alta tecnología, la asamblea de Cruz Roja no entendió mi postura y me pidió que dejara la dirección. A partir del fracaso de aquella operación, fue cuando empezaron a venir empresas a querer hacer un hospital en Córdoba y Prasa se interesó por este proyecto, que no está cerrado. Pero Córdoba está perdiendo el tren, porque a la par no han dejado de construirse nuevas clínicas individuales. Estoy en ese grupo de apoyo a Prasa y tengo esperanzas. Para que sea un hospital puntero tendría que abarcar todas las especialidades.

--¿Qué ha sido para usted la Cruz Roja como institución?

----En mi etapa en Cruz Roja el trabajo era de muchos, pues aunque me di a mí mismo, recibí otros muchos mismos.

--¿Qué le parece que se contrate a médicos extranjeros mientras los locales se van fuera por las mejores condiciones?

--Es un poco absurdo porque hay médicos formados por el Estado español y se tienen que ir fuera. Mientras vienen otros de fuera y no creo que estén mejor formados que los nuestros. La carrera de Medicina se ha puesto muy difícil. Me sigue gustando una barbaridad. Pienso que es de los estudios más completos porque te permite trabajar con la vida y la muerte.

--¿Y cómo ve la relación médico-paciente?

--Se ha perdido mucho en la relación médico-enfermo. La medicina se ha judicializado. La relación de afecto y de confianza se ha destruido. Hemos llegado a una situación en que la polis humana se está resquebrajando en algunos aspectos. Ahora hay una situación de individualismo exacerbado. Ya no se va a los sindicatos para las reivindicaciones, sino a los abogados para que me defienda a mí de ese derecho que tengo. Casi todo en la vida se ha judicializado y hemos perdido el concepto de que tenemos derechos, pero también responsabilidades.

--¿Cree que ahora hay más crispación política que antes?

--En la transición todos teníamos un ideal común y vivíamos pensando en el futuro. Todos los partidos políticos cedieron y salió una buena Constitución, pero como ahora prima más las cosmovisiones, las divergencias, esto lleva a un enfrentamiento territorial e ideológico.

--¿Es necesaria una ley de memoria histórica?

--Tengo mis preferencias ideológicas, pero no me gustaría ser injusto y entiendo que la memoria histórica que se está aprobando es un poco tendenciosa. Me interesa muchísimo más el futuro.

--Cada vez más parejas acuden a clínicas como la suya por problemas de infertilidad.

--Hoy no hay infertilidad, sí la había antiguamente cuando había enfermedades que impedían el embarazo como la gonococia o la tuberculosis y en los hombres no existía porque no se reconocía. Hoy con todas las técnicas que existen queda un margen muy pequeño de mujeres que si usan todos los procedimientos no son capaces de quedarse embarazadas.

--El ministro Bernat Soria dice que se hacen muchas cesáreas.

--Se hacen más cesáreas, pero esto ha posibilitado una reducción de la mortalidad infantil de bebés y de madres y la disminución de lesiones cerebrales sufridas por los recién nacidos.

--¿Hasta cuándo tiene pensado pasar consulta?

--Mi padre pasó consulta hasta los 80 años, por lo que me queda poco.

--¿Está a favor de la eutanasia y del uso de células madre embrionarias en investigación?

--El hombre se mueve por dinero, por poder, y más que por poder, por conocimiento. Doy un voto de confianza muy grande a la comunidad científica. La ciencia no se puede parar. No puede haber eutanasia si nadie la acepta. Para mí es un problema de límites porque yo también soy consciente de que no soy nadie para mandar en la vida de otro. El hombre prudente parece cobarde. No soy capaz de efectuar una eutanasia, pero si veo a alguien que sufre le daré calmantes, aunque sea consciente de que le puedo perjudicar en el tiempo que le queda.

--Usted es un hombre de abierta conciencia social. ¿Cómo ve la sociedad actual?

--Me preocupa el creciente individualismo y la visión economicista de la sociedad. Por otro lado, estamos llegando a una situación en que la información es tal y está tan manipulada que el cerebro se ha vuelto incapaz de tener autarquía. El cerebro ha creado tal coraza que está encarcelado por sí mismo y no tiene función crítica.