"La suerte es para los sorteos, en el trabajo lo que cuenta es cumplir las normas para evitar accidentes y enfermedades laborales". Esa es una de las máximas de Acciona Infraestructuras, la empresa a la que Vimcorsa adjudicó las obras de los 155 apartamentos dotacionales para mayores del Tablero, que empezaron en febrero y que se encuentran al 18% de ejecución.

Lo primero que sorprende al llegar a esta obra es el torno mediante el que se controla a todo el que pretende acceder. Una tarjeta, facilitada por la empresa tras comprobar toda la documentación del operario, permite el paso. "Sin documentación no entra ni una máquina", asegura el técnico de prevención, Andrés García. Una vez dentro, llaman la atención dos cosas, el cartel con los días que llevan sin accidentes, los mismos que han transcurrido desde que empezaron los trabajos; y tanto orden dentro del desorden propio de una intervención así, que es el resultado de la limpieza de todo tipo de material que entorpezca o que suponga un riesgo. "Si hay que parar el tajo una hora o dos por falta de orden y limpieza, se para, y no se empieza hasta que esté todo en condiciones, porque un tajo limpio es un tajo seguro", indica García.

Uno de las requisitos que Vimcorsa exigió a la adjudicataria en el concurso para llevar a cabo las obras es que extremase las medidas de seguridad diariamente siguiendo tres claves, "formación, unido a seguridad, y prevención", que es lo que intenta y que le ha servido en otra obra, la del Hospital Clínico Virgen de la Victoria de Málaga, para ser la única empresa andaluza finalista del Premio Nacional de Gestión de Prevención en Obras, que se fallará tras el verano. Vimcorsa volverá a exigir lo mismo en todos sus proyectos, tal y como explicó su gerente, Rafael Obrero.

Además de la formación y de las constantes charlas de seguridad, en esta obra son habituales las redes, arnés, lavaojos de emergencia con suero fisiológico, el silbato que avisa de las cargas suspendidas que sobrepasan al operario, los puntos de sombra para la ferralla, los puntos limpios para el reciclado de escombros, sin olvidar las bebidas isotónicas para combatir el calor y los aspersores para quitar el polvo en el perímetro de entrada y salida de camiones. Tampoco faltan el botiquín, vestuarios y zona de comedor. Todo está plagado de señales que hay que obedecer, porque "no son adornos, ¡están para cumplirlas!". Como curiosidad, el artífice de la mejor sugerencia sobre seguridad, que deberá ponerse en práctica, recibe como regalo un MP4. Para ello, hay un buzón en el que los empleados depositan sus consejos.

Cada grupo de trabajadores llevan cascos y chalecos de distinto color, no para "jerarquizar", aclara García, "sino para saber en un momento dónde dirigirte". Voluntariamente se someten a pruebas de alcoholemia, ya que "la tasa de alcohol permitida en la obra es del 0,0". Así que nada de alcohol ni drogas "ni trapicheos". Quien incumpla será amonestado. Lo ideal para evitarlo es seguir un consejo: "Cumple las normas, trabaja para vivir".