El decimotercero marqués de Villaseca, Eduardo Cabrera Muñoz, denunció ayer la extracción e incineración de los restos que había enterrados en el convento de Santa Isabel de los Ángeles, situado en Santa Marina y que en diciembre fue vendido por las monjas clarisas para su transformación en un hotel. Eduardo Cabrera presentó ayer una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 2 de Córdoba contra la abadesa del convento en la que comunica que allí «estaban enterrados numerosos familiares» y que se ha enterado de que «hace aproximadamente tres meses la congregación, con ocasión de la venta del convento, desenterró todos los restos y los incineró, todo ello sin autorización mía y teniendo constancia expresa al menos desde mayo del 2016 de que mis familiares estaban allí enterrados».

Según ha podido saber la familia del marqués de Villaseca, los restos fueron incinerados en un tanatorio de Córdoba, en el que se conservan las cenizas. La familia se mostró ayer indignada por la forma en la que se ha llevado a cabo esta exhumación «sin permiso y sin supervisión», por lo que «no se sabe a quiénes han sacado» ni qué tipo de ajuar funerario había junto a los restos.

La familia asegura que en el convento hay enterrados «personajes históricos» y que, además de los antepasados del marqués de Villaseca, están los de los marqueses de El Carpio, Guadalcázar y Armuña (una treintena de personas como mínimo). La fundadora del convento, Marina de Villaseca, está enterrada en la capilla mayor junto con una larga lista de descendientes. En el convento están también, entre otros muchos, Inés Girón, que fue dama de Isabel la Católica, y Diego López de Haro y Sotomayor, fundador de las Caballerizas (dentro de la línea de los marqueses de El Carpio); Francisco Pacheco, que fue obispo de Málaga y de Córdoba en el siglo XVI (en relación a los marqueses de Armuña); y Fernán Íñiguez de Cárcamo, señor de Aguilarejo, conquistador de Córdoba (por los marqueses de Guadalcázar).

ESCRITO EN CULTURA/ Por otro lado, el marqués de Villaseca ha presentado en Cultura un escrito para que la delegación territorial conozca la «importancia histórica» de la fundación y la tenga en cuenta para su declaración como Bien de Interés Cultural. En el escrito hace referencia a los estudios de María del Mar Graña Cid sobre las Clarisas y reforma en Andalucía: las fundaciones cordobesas (1464-1525) y de sor María Victoria Triviño, El libro que da forma a la vida claustral: la regla de Santa Clara, en los 800 años de la fundación de las clarisas (1212-2012).

Graña Cid asegura que el convento de Santa Isabel de Córdoba fue cuna de la descalcez clarisa andaluza, ya que recuperó la primera regla de Santa Clara, la pobreza radical, que prohíbe las posesiones y rentas. Su protagonista fue Marina de Villaseca, fundadora del convento en 1491, que consiguió que la emulasen en otros ámbitos. Por su parte, Triviño Monrabal expone cómo la reforma española de las descalzas fue iniciada por Marina de Villaseca en 1499 en el convento de Santa Isabel de los Ángeles, y que veinte años después fue enviada a Santa María de Jesús, en Sevilla, lugar desde el que se extendieron las descalzas fundando una decena de conventos, que, después, se multiplicaron.

Trinidad Martínez Rosch, que está casada con el marqués de Villaseca, lleva tiempo estudiando la figura de Marina de Villaseca. Trinidad Martínez considera imprescindible el libro de sor María Victoria para saber «lo que tuvieron que sufrir determinadas reformistas como Marina de Villaseca». Explica que «tanto coletinas como descalzas lucharon hasta el final para impedir que se instalase la regla urbanista», que sí permitía propiedades y rentas, ya que deseaban que «se mantuviese la regla de Santa Clara y esto trajo presiones de todo tipo». En esta situación, añade, «Marina de Villaseca tuvo un gran apoyo en su padre, Martín Alfonso de Villaseca», que la «enfocó hacia la descaldez». Este movimiento tuvo «gran repercusión a nivel andaluz» y llegó a Filipinas y China.Marina de Villaseca llegó a proponer incluso en 1495 que Santa Isabel contase con un hospital, pero el proyecto no prosperó.