Córdoba vivió a principios de la década de los sesenta dos fuertes inundaciones que dejaron en situación muy crítica a cientos de familias de la capital y de la provincia. Los fuertes temporales provocaron grandes destrozos en la ciudad y obligaron a la evacuación de cientos de vecinos, muchos de los cuales se convirtieron en los primeros habitantes de lo que hoy conocemos como el barrio de Moreras. En enero del 62 Diario CÓRDOBA, en su sección Postal del Día, informaba sobre el desbordamiento de varios arroyos «que convirtieron en piscinas barrios como Las Margaritas, Huerta de la Reina, Cañero y el Marrubial», por donde «las aguas cenagosas corrían por sus calles anegando las plantas bajas».

Pero si ese año fue duro, lo peor llegó en 1963. Las intensas lluvias caídas a comienzos de año y el aumento del caudal del Guadalquivir y sus arroyos provocaron a mediados de febrero importantes inundaciones en diversas zonas de la ciudad, entre ellas en el estadio de El Arcángel y el Aeropuerto, que quedaron impracticables. El 19 de aquel mes Diario CÓRDOBA informaba de la evacuación de 300 familias del Campo de la Verdad y de otras 171 de Villarrubia. Hubo que lamentar, además, el fallecimiento de un bebé de 15 días cuando se derrumbó la chabola del Zumbacón en la que se encontraba, donde resultaron heridos un niño de 2 años y una mujer.

En total, en esos días se desplomaron 150 viviendas y otras 148 se declararon en estado de «ruina inminente».

El caudal del río, tal y como informaba el diario, alcanzó en esa fecha los 5.400 metros cúbicos por segundo y siete metros de altura, máximos históricos que no se han vuelto a repetir. Y si no hubo mayor catástrofe fue gracias a «las obras de encauzamiento y defensa del río» realizadas pocos años antes.

La situación obligó a acoger de manera urgente a gran parte de esas familias y ese mismo año el Instituto Nacional de Viviendas acordaba la construcción inmediata de 3.000 albergues provisionales en la ciudad, de los que 2.076 se instalaron en el Pago de los Aguijones. Nacía así el barrio de Moreras.

Los albergues provisionales

Los trabajos de explanación comenzaron el 12 de junio del 63 con la colaboración de la Obra Sindical del Hogar y en poco tiempo comenzaron a instalarse las viviendas prefabricadas diseñadas por Rafael de La Hoz.

Cada día se montaban 40 viviendas, según informaba el Diario CÓRDOBA en su edición del 29 de marzo del 64, casas de 54 metros cuadrados en los que se distribuían un salón con cocina, tres dormitorios y un aseo de dos metros cuadrados. La provisionalidad de los albergues, administrados por el Ayuntamiento de Córdoba, se extendió mucho en el tiempo.

Con la llegada de la democracia los residentes de aquellas casas, que pasaron a conocerse como «las portátiles», constituyeron una asociación vecinal para oponerse a la propuesta de la Administración central de trasladarles al Polígono Guadalquivir y, finalmente, logran el acuerdo del entonces ministro Garrigues Walker de remodelar la barriada. No obstante, algunos optaron por dejar Moreras y trasladarse a la Fuensanta. Los arquitectos encargados de realizar el Plan Especial de Reforma Interior de ese suelo fueron Jorge Benítez y José María Asensio. También serían ellos los autores de algunas de las manzanas que hoy conforman el barrio de Moreras, pensadas para crear un espacio común de convivencia entre los vecinos, muy unidos y organizados.

Benítez recuerda que los vecinos siguieron en las portátiles durante la construcción de las nuevas viviendas sociales y que éstas se entregaron por riguroso orden de antigüedad en los albergues, a petición de la asociación.

Las obras comenzaron en 1979 y en 1994 se entregó la última promoción. Se construyeron 7 manzanas y 1.785 pisos, en los que aún hoy viven algunos de los que llegaron hace 40 años.