Manuel Ruiz Luque (Montilla, 1935) no es ningún desconocido, ni mucho menos. Su pasión por los libros y la letra impresa le han empujado a reunir una impresionante biblioteca que hoy constituye el fondo documental de la Fundación Pública que lleva su nombre y que se encuentra instalada en el edificio municipal de la Casa de las Aguas. Por ella recibirá el premio Cordobeses del Año.

Los libros, a los que ha dedicado gran parte de su vida este fotógrafo montillano ya jubilado, bibliófilo autodidacta y editor, han sido su pasaporte para acceder al mundo de la cultura institucional y para contar con un grupo de amigos incondicionales. Hoy reúne una envidiable nómina de honores, como académico correspondiente de la de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, miembro de la Association international de Bibliophilie, Exlibrista de Honor, miembro de la Asociación Española de Historia del Libro y Colegial de Honor por la Fundación Aguilar y Eslava de Cabra. Ruiz Luque se encuentra en posesión, además, de la Medalla de Andalucía y del premio Tomás de Aquino que concede el Rectorado de la Universidad Cordobesa, y de la Fiambrera de Plata del Ateneo de Córdoba.

Homenajeado por escritores, profesores y colectivos ciudadanos, confiesa haber hallado "excelentes amigos", aunque también ha perdido otros. "Lo que sí he ganado, afirma, son exquisitos enemigos".

--La biblioteca es la obra de su vida. Han sido muchos los personajes que la han visitado y que la han elogiado. ¿Qué han destacado fundamentalmente de ella?

--Efectivamente han sido muchos los que la han visitado y han reconocido sorpresas inesperadas. Personas de gran altura humana e intelectual como Tierno Galván, Max Hernández, Juan Luis Cebrián, Tuñón de Lara, Mario Vargas Llosa, Carlos Castilla del Pino, Clive Grifith, Armin Styllow, Pedro Manuel Cátedra, Manuel Pimentel y otros muchos. Ha habido quien se ha desplazado desde otro continente para consultar o recorrer los volúmenes de la biblioteca. Todos han coincidido en elogiarla y expresar valoraciones de carácter científico o profesional.

--Esta pasión por los libros, ¿qué exige a cambio?

--Como todas las pasiones, te exige dedicación. Luego, no obstante, se descubre que vale la pena. Se siente un gran felicidad y una extraordinaria satisfacción cuando compruebas que eres un transmisor de algo tan valioso. Además, la constancia es un elemento fundamental. Muchas veces, durante meses, he tenido que perseguir una pieza hasta conseguirla para la biblioteca. Otra exigencia, sin duda, es el conocimiento de las fuentes indirectas. Hay que estar permanentemente al día.

--A nivel personal, ¿qué le ha supuesto la biblioteca?

--Me ha dado muchas satisfacciones y me ha aportado amigos sinceros. Entre ellos, quiero citar a dos que han sido los pilares básicos del proyecto de la Fundación. Me refiero a José Luis Casas y José Antonio Cerezo. Y no puedo olvidar al Ayuntamiento de Montilla.

--Imagino que también habrá habido aspectos negativos, motivos para el desaliento.

--Es cierto que he hallado, gracias a los libros, excelentes amigos y que también he perdido a algunos, aunque lo que sí he ganado, con seguridad, son exquisitos enemigos. Donde la vanidad habita en exceso, mora el orgullo y la soberbia, produciéndose un estado corrosivo de envidia.

--¿Qué sentimiento le ha producido desprenderse físicamente de sus libros al trasladarlos a la sede de la fundación?

--Se trataba de un proyecto ya anunciado que tenía asumido. Todo es transitorio y efímero, nosotros mismos también. De hecho, el objetivo era garantizar el conjunto de la colección evitando que pudiera fragmentarse. Su interés es mayor en la medida en que engloba toda la historia de Andalucía, de sus grandes pueblos y de las capitales, fundamentalmente. Creo que para el estudio y el conocimiento de todo este espacio y de sus habitantes en las distintas épocas, la biblioteca aporta un material de gran valor documental y bibliográfico. Presumo que en el futuro será aún más valorable su puesta al servicio de la información y la investigación, que es lo realmente importante.

--¿Están ya disponibles los fondos bibliográficos de la fundación?

--Sí. Ya se ha hecho realidad este proyecto planteado desde hace algún tiempo. Los que vengan detrás ya lo van a encontrar todo resuelto y a disposición de la comunidad científica, de los investigadores, de los lectores y hasta de los curiosos.

--¿Existe un catálogo pormenorizado del conjunto de los materiales con que cuenta la Fundación Manuel Ruiz Luque?

--Ahora se va a catalogar el material. Lo que tenemos es un inventario que está a disposición de todos, incluso se puede tener acceso a él desde internet. Los libros están siendo consultados y muchos de ellos han participado en exposiciones y eventos en España y fuera de ella. Hemos colaborado con la Junta de Andalucía, con asociaciones e instituciones oficiales.

--¿En qué medida se difunden los libros de esta colección?

--Estamos desarrollando un proyecto con la Junta y con la Biblioteca de Andalucía para digitalizar entre 400 y 500 libros no disponibles en otras bibliotecas públicas. Junto a otros materiales, van a formar parte de un fondo bibliográfico europeo abierto a todo el mundo. Además, estamos realizando facsímiles de muchos de los volúmenes de la fundación, por parte de una empresa especializada de Sevilla. Se trata de libros raros y curiosos que no están al alcance de los interesados.

--¿Cuál es el volumen de libros digitalizados?

--En principio se han editado en facsímil entre 200 y 300 títulos, muchos de los cuales se encuentran ya en las librerías.

--Como presidente de la Fundación, ¿participa activamente en el día a día de su funcionamiento?

--Desde luego que sí. Voy a la Casa de las Aguas todos los días y trabajo para el desarrollo de nuestras actividades y preparar otras iniciativas que se integren en los objetivos de la Fundación. Ahora, precisamente, la sede se va a engrandecer con el traslado del Archivo de Protocolos. De alguna manera vamos a ser depositarios de esa gran riqueza documental que existe en Montilla, al ser uno de los pueblos que ha mantenido desde principios del siglo XVI testimonio gráfico de la vida de los montillanos y de la historia de los pueblos de la comarca.