NACIO EN MADRID (1935)

TRAYECTORIA LICENCIADO EN DERECHO, ESTUDIO ECONOMIA DE EMPRESA EN LONDRES Y PARIS. FUE DIPUTADO POR EL PSOE. ENTRE 1982 Y 1989 FUE PRESIDENTE DE TELEFONICA Y EN 1989 FUE NOMBRADO DIRECTOR GENERAL DE RTVE. AHORA ESTA AL FRENTE DE TELEFONICA OPEN FUTURE

--¿En qué consiste el proyecto Andalucía Open Future de Telefónica, que promueven la Junta y Telefónica?

--Hace un año y medio el presidente de Telefónica, César Alierta, me llamó y me preguntó qué podríamos hacer desde Telefónica para hacer algo parecido a lo que hicimos en los años ochenta, cuando vinieron empresas a España como ATT o Fujitsu tras la propuesta que le hicimos cuando presidía Telefónica. Ahora es impensable plantear esto a Google o Apple. Cuando he llegado ahora me encontré que Telefónica ya había inventado todo durante la presidencia de Alierta, había creado todo tipo de piezas para promover nuevo conocimiento, ideas, empresas, pero estaba desordenado. Mi aportación ha sido ordenar todos los activos que tiene Telefónica para crear empleo nuevo, nuevas empresas. Es tan fácil crear una incubadora como tener dinero. No hace falta más. Lo espectacular de Telefónica, porque es único en el mundo, es que le ofrecemos al que tiene una idea que recorra un proceso. Nosotros lo llamamos la escalera.

--¿Cómo se lleva a la práctica este proyecto hoy en día?

--Unos chavales que no saben lo que es una empresa y se agrupan los incorporamos a un nivel que se llama Crowdworking. Ahí le damos solamente luz y lumbre, unos locales, ordenadores, potencia de red y un entrenador. Nada más y nada menos. Esto es la base de la red. De ahí, dos o tres, de los quince que pueden estar en cada Crowdworking, toman cuerpo. A esos dos o tres Telefónica los incorpora a un nivel que llamamos Wayra, donde les ponemos 40.000 euros a cada proyecto. En Wayra están entre 6 y 9 meses, como mucho un año, desarrollando su capacidad empresarial, que es crítica, midiendo si alguien compra, si alguien entra en mi web. Pero si de ese conjunto de empresas hay alguna que está triunfando hay dos instrumentos en Telefónica, dos fondos de inversión. Uno que es Amérigo y otro Telefónica Ventures. Estamos hablando ya de la típica incubadora. Este escalón siguiente pertenece al fondo de los sueños. Estamos intentando crear un gran fondo para que pueda competir con Google. Si hoy un europeo inventa algo tremendo, Google lo compra y ningún europeo puede competir. Desde Telefónica queremos que haya un fondo europeo para evitar que se nos vaya la inteligencia de Europa. Eso hay que pararlo de alguna manera.

--¿Cómo se llega a la parte más baja de la escalera?

--Este es uno de los activos diferenciales de Telefónica, que ha creado una plataforma a la que se puede acceder por cualquier punto del espacio de internet, que es openfuture.org, que permite que un chaval desde cualquier lugar del mundo pueda entrar y vea las posibilidades que le ofrece, porque se puede asomar a ver qué están inventando en el mundo y tú ofrecer lo que inventas. Esa plataforma es gratis. Todo este proceso está abierto a cualquier empresa u organismo político que quiera incorporarse. Con la Junta de Andalucía hemos firmado un acuerdo que ha permitido que haya un Crowdworking en Sevilla, y estamos planificando otros en Málaga, Almería, Granada y ojalá también Córdoba. Se puede pactar con cualquiera. Si un alcalde me dice quiero un Crowdworking, planteamos abrirlo. Otro tipo de colaboración es la de los empresarios. No tenemos ninguna dificultad en pactar con una asociación de empresarios. Esto tiene que ser un movimiento social.

--¿Está prevista la concesión de becas para incentivar a los emprendedores?

--No me gusta hablar de becas. Telefónica, creo, no cumple su misión dando becas, pero sí ayudando a un universitario a que haga su propia empresa. La universidad española no sabe educar a los estudiantes para ser empresarios. Está fracasando en algo que las universidades americanas o chinas saben perfectamente, que es que una de las finalidades de ser brillante es ser empresario, no hacer oposiciones solo. Lo urgente no son las becas. Hay que plantearse que estamos en una crisis industrial de la categoría de los años ochenta y la respuesta es pobre, porque nadie sabe cuál es la solución. Hay que dar posibilidades al inventor para que desarrolle empresas. Andalucía es un lugar donde podría ser posible este proyecto, que no quiere ser monopolio de nada. Cualquier empresa se pueda incorporar. A todas las instituciones les diría que no hay tiempo que perder. Es una revolución muy seria la que estamos viviendo y hay que crear nuevas empresas.

--¿Los políticos se creen esto de la innovación?

--Depende de las zonas, de los sitios, de muchas cosas. Desde la neutralidad política absoluta de Telefónica, nosotros nos acercamos y lo contamos y se pone en marcha donde los políticos y los empresarios quieran que se pongan en marcha. Algún día, espero, será un movimiento social, porque si no, no cambiamos Andalucía y España.

--Por cierto, ¿qué le parece que una gran parte de la población dependa de subsidios?

--El concepto subsidio tiene tantas interpretaciones. La sanidad y la educación están subsidiadas, el AVE está subsidiado, hay tantas cosas. No estoy en contra de los subsidios, aunque hay quien puede meter en la misma bolsa todos los subsidios. Si hay algo que caracteriza a la sociedad europea moderna es la solidaridad y esto pasa por el subsidio. Cuando se habla en Andalucía, sé de qué va la pregunta. Prefiriría que fuera una ayuda que fuera decayendo al mismo ritmo que esos mismos recursos se utilizan para promover cambios en la agricultura, en la comercialización, en la idea de marca. Esa sensación de que la gente de pueblo se cree que es de pueblo es un disparate y habría que crucificar a alguien. Hoy, de pueblo, solo es el que no tiene internet. Todo el que tiene internet es del mundo.

--¿Tienen futuro los jóvenes en Andalucía o seguirán emigrando a otros lugares?

--La gente se va y es lógico cuando faltan alimentos o posibilidades de vivir. Lo inteligente en un chaval que no encuentra sueldo o alimento, vivienda o empleo, es que se marche. La culpa la tienen sus mayores, que no han creado el ecosistema económico, social para que se queden. Hay que tener mucho cuidado de hacer demagogia con el dolor. La culpa no la tiene el chaval.