La casi remodelada calle Cruz Conde ofrece algunos detalles que a simple vista pasan desapercibidos a los paseantes, o resultan incomprensibles para ellos, pero que son curiosos y novedosos. Algunos se pueden apreciar ya. Otros se verán más adelante, ya que después de la finalización de la obra civil, prevista para esta misma semana con la culminación de los cinco metros de pavimentación que faltan en la confluencia con Ronda de los Tejares, se irán rematando los flecos que quedan. Esta tarea sobrepasará el 8 de mayo, día en el que termina el plazo de siete meses fijado para el proyecto. La empresa adjudicataria, la UTE formada por Ros Zapata y Acsur, ha solicitado una ampliación de un mes, que el Ayuntamiento tramita ante la Junta --que financia la obra con los fondos Proteja--, para rematar el proyecto con las intervenciones menores que restan.

Un detalle que ya se puede percibir en el pavimento está relacionado con la accesibilidad. Se trata de las franjas guías para invidentes, las primeras que se instalan en una calle de Córdoba, según explica la arquitecta responsable del proyecto, Rosa Lara. Son unas líneas paralelas marcadas en el pavimento a una profundidad de cinco milímetros y con una anchura de 0,40 que servirán de orientación a los ciegos para cruzar las calles perpendiculares a Cruz Conde. Estas franjas guías son muy útiles en zonas peatonales al no existir pasos de cebra.

Otro detalle presente en la calle está relacionado con la historia más antigua de Cruz Conde, plasmada hoy en mármol travertino. En la parte más próxima a Ronda de los Tejares hay una amplia franja de suelo de mármol dorado que contrasta con los tonos grisáceos y rosados del granito del resto de la calle. Refleja la "huella de la muralla de la villa", señala Rosa Lara, el trazado del lienzo romano que la cruzaba. A esa época aluden también las guías de latón que marcarán las galerías del foro romano en el tramo que hay entre San Alvaro y Góngora y en Conde de Robledo.

Los dos colores combinados en el suelo de granito también tienen su explicación. Las losas oscuras representan las zonas en las que había viviendas a principio del siglo XX; las claras, las que estaban libres. Unas líneas de latón enfatizan la diferencia. La parte aledaña a Las Tendillas, por ejemplo, lleva losas claras porque era calle en 1926.

Las letras

Pero hay otros detalles más que se apreciarán en los próximos días y en los que se está trabajando, como las letras de latón que recordarán el nombre de las calles que existían antes del ensanche que sufrió Cruz Conde entre 1925 y 1930. En la parte más cercana a Las Tendillas quedará constancia de dos fechas claves, 1925 y 2011. Las letras de las calles "mirarán hacia la derecha" tanto en dirección a Ronda de los Tejares como hacia Las Tendillas, aclara Lara. En la parte aledaña a Ronda de los Tejares habrá una referencia al "antiguo barrio del Trascastillo que emerge". Para la perpetuidad quedarán impresos en el suelo una decena de nombres, entre ellos, Julio Burel --cuya huella se aprecia en la intersección con Góngora--, De Cabrera, Miraflores o Cuatro Esquinas. Urbanismo está realizando pruebas sobre la dimensión que tendrán las letras y debe decidir si colocarlas in situ o traerlas impresas desde un taller, aunque esto último requiere levantar "tres o cuatro losas" para sustituirlas por las nuevas con las letras, tarea que, según Lara, no necesitará más de un día. También está por decidir si se ponen dos placas de latón para identificar la muralla o se graba en el granito, o cómo y dónde restituir la cruz de San Alvaro.

Otras de las actuaciones pendientes, que con toda seguridad se acometerá después del 8 de mayo --al igual que la de las letras de latón-- es la instalación de una fuente ornamental en la intersección de la calle con Góngora, que irá acompañada por un plano de 1926, que contribuirá a entender mejor este puzzle histórico. La arquitecta explica que el plazo de ampliación pedido servirá para ejecutar todas estas actuaciones de "mejora" planteadas por la adjudicataria. Faltará también la luminaria artística del suelo, para lo que ya se está interviniendo en el pavimento de Conde de Robledo.

La calle, cuya plataforma única sostiene 16 anclajes de bicis, 18 bancos y 48 árboles, tendrá toldos cuando el presupuesto lo permita. Además, se convertirá en una vía abierta a las tecnologías con conexión wifi. Cruz Conde será una mezcla de pasado y futuro que, de momento, solo disfruta el peatón.