Antonio Arroyo es un vecino de Trassierra y como muchos más de esta barriada vive la paradoja de estar en suelo urbano con todos los servicios básicos pero a expensas de un proyecto de urbanización que les dé vía libre para adquirir carácter regular y llevar a cabo obras o poner en marcha iniciativas muy demandadas en la zona como las viviendas turísticas. «Llevamos quince años supeditados a la figura urbanística del proyecto de urbanización al ser considerados suelo urbano consolidado», señala. Sin embargo, asegura que ese proyecto «no está redactado, ni se va a redactar, ni nadie está dispuesto a hacerlo al tener todos los servicios ya». Además, tiene «un coste bárbaro que muchos no pueden asumir». Esto ha derivado en que «se han hecho casas sin licencia y hay expedientes abiertos de reposición» de la legalidad, «y los negocios están en precario». Aunque los vecinos ya están cansados de escuchar mandato tras mandato que la situación se va a solucionar, no pierden la esperanza y reclaman «que se declare suelo urbano directo».