Antonio Ramón Guinea fue nombrado en abril de este año nuevo presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) tras acumular una dilatada trayectoria en el organismo gestor de cuenca. Aunque nacido en Burgos, reside en Córdoba desde hace 30 años. Antes de su actual nombramiento era el ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en la provincia. En su primera entrevista con un medio de comunicación escrito, Antonio Ramón Guinea analiza la situación de la cuenca por la sequía, la necesidad de seguir ahorrando recursos hídricos y la demanda planteada por la Mesa del Regadío para que se amplíen los riegos en Córdoba. Asimismo, destaca los problemas que están provocando las especies invasoras y las medidas que se están adoptando.

-Lleva siete meses en el cargo. ¿Qué objetivos y retos tiene como presidente?

-Pongo por delante un objetivo general. La Confederación lleva funcionando 90 años como órgano gestor de la cuenca. Una de las cosas que destaco siempre es que se ha trabajado con profesionalidad, con objetividad, sirviendo a cualquier iniciativa de servicio público. Eso es lo que pretendo, que no se pierda esa línea profesional, de independencia, de servicio público. Ahora estamos embarcados en conseguir un gran pacto nacional del agua. Debemos conservar y mejorar las infraestructuras, porque estamos con la amenaza del cambio climático, tenemos que seguir con el cuidado del medio ambiente, mejorar y avanzar en la gestión y gobernanza y agilizar el mecanismo de concesiones para conseguir la máxima eficacia. Ahora, además, tenemos como gran reto la gestión de esta sequía y abordar el riego por inundación y ver qué medidas tomar para reducirlo. Además, hay problemas como la erosión, en el que tenemos que ir de la mano con todas las administraciones, en colaboración con ayuntamientos y diputaciones.

-¿Cuáles son los principales problemas que hay que resolver en la cuenca?

-Cada una de las líneas tiene su problemática. Ahora mismo el problema más importante es la sequía, es un tema difícil en el que tenemos que esforzarnos en repartir, distribuir el agua con la mejor eficacia.

-El sistema de regulación general de la cuenca del Guadalquivir se encuentra en estado de emergencia. ¿Es ésta la peor sequía desde 1995?

-La sequía de 1995 fue peor, además no teníamos los embalses de La Breña ni El Arenoso. Los datos de pluviometría fueron peores. Llevamos cuatro años seguidos malos, lloviendo mal, de forma que las precipitaciones han sido bajas, alrededor de un 15%, pero las aportaciones de agua a los embalses han sido inferiores. Lluvias de un 80-85% sobre la media nos han dado aportaciones de agua de un 35% en los embalses. Por mucho que se ha cuidado la gestión e impulsado el ahorro.

-¿Se desembalsará nuevamente durante este otoño?

-Iremos paso a paso. Veremos hasta dónde podemos llegar. Estamos gastando agua de la campaña de riego 2017/2018. Hay que ser muy prudentes.

-¿Hay que comenzar a trasladar a la población la complicada situación provocada por la sequía?

-El decreto de sequía no se activará hasta que estemos dos meses en situación de emergencia y, entonces, sería el momento de adoptar medidas. La concienciación de la población la hacemos constantemente y se ha avanzado mucho en esa línea. Se está haciendo un esfuerzo importante en la mejora de las redes y los regantes han modernizado sus explotaciones. Además, hay aprobados planes de emergencia en los grandes municipios y Córdoba es de las provincias que mejor está.

-¿Qué consecuencias tendrá el decreto de sequía?

-Se contempla la exención de ciertos cánones o tarifas de los usuarios. En cuanto a la gestión del agua, lo que hace es favorecer y agilizar algunos trámites cuando hay cesiones de derechos para usos preferentes. El decreto de sequía es más sensible para la población en aspectos sociales y económicas.

-¿Está preparada la cuenca?

-Sí, estamos preparados y estamos actuando y dando información constantemente con los usuarios afectados. La sequía es de toda España y las distintas confederaciones estamos en contacto. No podemos hacer otra cosa que gestionar bien el agua, asignar recursos cuando haga falta...

-¿Hablar de próximas dotaciones de riego es muy prematuro?

-Hay unas previsiones estadísticas, según el agua que se recoja. El peor escenario es que no se superasen los 200 millones de metros cúbicos de embalse adicional y, entonces, no se podrían manejar cifras superiores a 1.000 metros cúbicos por hectárea. Eso sería un valor medio, y no quiere decir que todas las comunidades tengan el mismo agua, sino que hay que analizar cada caso. En hectómetros cúbicos sería alrededor de una cuarta parte de la dotación de un año normal.

-En el caso del suministro para el consumo humano, ¿cuál es la situación en la cuenca?

-Depende de los sistemas. Algunos mantienen los tres años garantizados, pero hay con dos años y con un año y medio.

-¿Cómo se encuentra Córdoba?

-Córdoba es de las provincias que están mejor. La ciudad de Córdoba tiene una magnífica fuente de abastecimiento con el río Guadalmellato y Emproacsa cuenta con Iznájar. Está muy bajo, pero tiene 240 millones de metros cúbicos todavía. Córdoba está bastante bien.

-¿El horizonte para consumo ha bajado ya de los tres años?

-Sí. Podríamos decir que hay dos años en los que se garantiza el consumo en Córdoba y, para el regadío, espero que llueva para que mejore la situación. No es momento para hacer números, no podemos crear expectativas.

-¿Es pronto para hablar de cambio climático o ya podemos asegurar que la cuenca se está viendo afectada por la subida de la temperatura media?

-No soy experto en eso y no sé analizar las razones últimas del cambio climático, pero, como ciudadano, todos tenemos la sensibilidad de que los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes. Las lluvias son más torrenciales y escasas. Nos parece que el verano es más fuerte y más largo. Hay cierta evidencia de que hay un cambio climático y eso afecta a todos. Este verano ha sido muy caluroso y las plantas han necesitado más agua. Las estructuras de regulación se van a ver afectadas por el cambio climático, porque a fenómenos más extremos las garantías de regulación y los resguardos de los embalses tienen que adaptarse.

-¿Se contempla algún nuevo embalse? ¿Qué hay de San Calixto?

-En el plan hidrológico figura San Calixto. Cada vez es más difícil de construir nuevos embalses porque las exigencias son mayores. No podemos olvidar que tenemos un porcentaje de regulación muy alto en la cuenca. En la zona de la Sierra están regulados los ríos más importantes. En la Campiña hay poca pendiente y ahí es prácticamente imposible construir nuevos embalses. Sí tenemos que hacer un esfuerzo, y el Ministerio está en ello, es en mantener y conservar muy bien las presas existentes, evitar problemas de enterramiento. Espero que se haga San Calixto, porque está en el plan hidrológico.

-El debate sobre el regadío está abierto, aunque ahora no sea el mejor momento para ello. ¿Qué le parece el análisis que hace la Mesa del Regadío de Córdoba y su demanda de más regadío en la provincia?

-Que se aspire a tener más regadío me parece lógico y legítimo. El campo mejora una barbaridad con el riego y hay que mirar con mucho cariño y atención este tema. Hay que tener mucho cuidado con los números. Debemos tener un fondo de solidaridad que no podemos olvidar. Córdoba es verdad que tiene asignada la mayor capacidad de almacenamiento de la cuenca, porque tiene Iznájar y La Breña, que son los mayores, y otras presas de importancia. Pero no olvidemos que Iznájar, Yeguas, Vadomojón... están en el límite de la provincia. En el caso de Iznájar, no podemos olvidar que la mayoría del agua del embalse no es de la provincia de Córdoba, sino que viene de Granada o Málaga. Establecer esa relación no es lógico. Superado esto, es legítimo que se planteen demandas y todo lo que se pueda hacer lo estudiaremos.

-Pero, ¿cree que es posible dar más regadíos a Córdoba como se está reclamando?

-Sí. Va a ser posible poner riegos con agua depurada y, en el resto de las zonas, seguro que, con ahorro de dotaciones, caben algunas ampliaciones.

-¿Cómo se encuentra el concurso para la asignación de los 20 hectómetros cúbicos procedentes de las aguas depuradas?

-Todavía no ha terminado el plazo y llevará algún tiempo la concesión atendiendo a los criterios que se han previsto, como el empleo, que el tamaño de la parcela no sea excesivo... Hay que afinar mucho.

-¿Hay que ir hacia cultivos más sociales y con menos necesidades de agua?

-Hay que aprovechar al máximo los recursos, para activar la economía y el empleo. En la medida de que se pudieran favorecer, dentro del marco legal y de los derechos establecidos, los que fueran más sociales, que generasen más trabajo y más renta, habría que hacer lo posible por ayudarlos.

-¿Hay ya alguna resolución adoptado sobre el vertido de Oleícola El Tejar?

-No, todavía no. Estamos en periodo de informes y no hay aún una decisión tomada. Probablemente, la sanción será elevada y la valoración de los daños, también. El vertido, de los que yo he conocido, es de los más importantes que se han producido. El suceso fue grave.

-Por cierto, ¿siguen avanzando las especies invasoras o se han logrado controlar?

-Es un tema difícil. El que más nos preocupa es el mejillón cebra, que es el que tenemos localizado en más extensión. Se reproduce a mucha velocidad y controlarlo es dificilísimo. Estamos haciendo todo lo posible para controlarlo. Está localizado en La Breña, Iznájar, Bermejales y Colomera. No hay ningún nuevo embalse. El confinamiento de esos embalses y la instalación de estaciones de desinfección fijas, a parte de algunas móviles, está dando ciertos resultados. Hemos establecido puntos de control en Peñaflor, en Alcalá del Río, también se están haciendo muestreos con Emproacsa. Está controlado, pero es complicada la situación. Tenemos otras especies invasoras como la almeja asiática. Afortunadamente no nos ha llegado. Estamos haciendo conferencias y jornadas para evitar que se difundan, porque la lucha es muy complicada.