--Una imagen devocional de la Semana Santa de Córdoba--Aunque hay varias, pero yo, como cofrade de palio que soy, pienso que la Nazarena. Pero su grandeza sería estar en Sevilla. Córdoba ni la entiende ni la valora ni ha sabido situarla debidamente.

--Ante una cofradía qué prefiere ¿el silencio o la música?--Para meditar con un crucificado puede que desde luego sea mejor el caminar en silencio o con música de capilla. Pero los pasos de palio, de la Madre dolorosa de Dios, deben ser seguidos tras el manto de música, salvo alguna extraña excepción, que las hay y las habrá. Yo veo en Sevilla, cuando pasan los palios en silencio, que no tienen devoción ninguna, y si luego visitas su altar en la iglesia casi nunca tales dolorosas "tienen clientes" que le rezan.

--¿Hay algún momento cofrade que jamás podrá olvidar?--Nada de todo lo que yo he vivido en toda Andalucía, y que no ha sido poco. Es como las tres veces de ir en presidencia delante de la Macarena, por Sevilla. Otra vez esa madrugá de esplendores inusitados para todos los cofrades delante de la Esperanza de Triana, indescriptible, inolvidable, agotador. Esas dolorosas de multitudes, verlas andar mecidas en su palio en silencio hasta la puerta de salida y pasar delante del monumento de plata de las Indias. Le he predicado ocho veces. No hay cura sevillano que, siendo de Sevilla, le haya predicado a la Virgen Macarena como fray Ricardo.

--¿Podría definir brevemente la Semana Santa de Córdoba?--Es un reto a los cordobeses, que todavía no se acaba de resolver, para nivelar nuestra gran historia con la de otras grandes capitales ¿Es posible en ese ideal cambiar nuestro carácter, para alcanzarlo, y ser más protagonistas de lo que es nuestro? Es esfuerzo de los cordobeses, todos, cofradías con todos sus miembros, Ayuntamiento, Iglesia y los barrios de la ciudad con su propia vecindad que muchos no acaban por entender ni tener por propio. Pero una capital que no saca en procesión soberana a la Virgen de la Fuensanta, ni al San Rafael bello del Juramento, ni a los Santos Mártires que nos precedieron en todo lo que sea triunfo de la fe... Una ciudad que ni sabía colocar a Juan de Mesa, ni ha homenajeado como Sevilla a los escultores Rivas del barrio de San Andrés siendo cordobeses. Es absurdo dónde han puesto (como algo perdido) y dejado a Séneca platicando con su pupilo Nerón. Y todavía no tiene el rejoneador Cañero (con lo que hizo) un clasico monumento... ¿qué nos define mejor? Córdoba necesita definirse del todo examinándose más profundamente, porque no es que Córdoba no tenga, si no que lo que no sabe es tener. El tópico de su carácter tiene que dar paso a espabilarse, porque hoy todas las otras ciudades están en ciega competición, y lo que consiguen lo alcanzan los ciudadanos.