Las tareas de reparación del puente de El Arenal, dañado de importancia por el incendio originado en su pilar central el pasado 7 de agosto, va ser lenta y laboriosa, y se van a retrasar hasta el verano del año 2014, según dijo ayer a este periódico el ingeniero de caminos y director general de Infraestructuras, Rafael Ruiz. Esta es al menos la primera impresión del ingeniero una vez examinados los desperfectos ocasionados por el fuego, que ha afectado sobremanera a uno de los tres apoyos circulares sobre los que descansa la pasarela. Al sustituir el más dañado, se cambiarán los otros dos para evitar tensiones en la estructura del puente y con la idea de alargar su vida útil; este puente tiene 20 años de existencia (se construyó en 1993). También habrá que sustituir las juntas de dilatación que han provocado, junto a la falta de mantenimiento y el calor del verano, que se levante parte de la solería del acerado. El calor de esta época ya provocó hace dos años que se levantara el suelo de la otra acera, según Ruiz.

¿Por qué hay que prolongar tanto este proceso? Ruiz explica que la dificultad está en que hay que acceder en barca a la zona más afectada por el fuego y colocar en el río gatos que levanten esta infraestructura para sustituir esos apoyos circulares. El director general señala que actualmente no se puede actuar porque el caudal del río es alto debido a la campaña de riego, que se prolongará hasta el próximo 15 de septiembre. A partir de esa fecha y hasta finales del mes de octubre, los técnicos dispondrán prácticamente de mes y medio para actuar antes de que comiencen las primeras lluvias, pero este tiempo lo considera Ruiz insuficiente para rematar la reparación, con lo que habría que esperar hasta la primavera, y siempre que el tiempo lo permita, para continuar los trabajos.

A pesar de esta importantes observaciones, Rafael Ruiz cree que una parte del puente se podrá abrir al trafico más ligero una vez que se hayan analizado las muestras recogidas en el lugar el incendio, pero descarta que se pueda abrir a la circulación de vehículos más pesados, como autobuses y camiones hasta que esté acabada la reparación.