Cuesta trabajo imaginar el calvario al que pudieron estar sometidos los hijos de M.B.S., vecino de Lucena, al que se juzga desde ayer en Córdoba. Basta leer la calificación del fiscal, en la que se describen los hechos para que la piel se erice al pensar que dos niños de seis y ocho años y una niña de cinco, hijos del acusado, han sido las víctimas de tales vejaciones, que en el caso de la pequeña llegaron a tal gravedad que exigieron la hospitalización durante seis días, con desgarros y heridas vaginales que requirieron una intervención quirúrgica urgente. Al parecer, el presunto autor de los abusos sexuales continuados, malos tratos reiterados, lesiones graves, vejaciones, insultos y trato degradante, condenado anteriormente a 12 años por violar a su hermana, llevaría años cometiendo tales abusos con la connivencia de la madre, que ayer acudió al juicio acusada de cooperadora necesaria. Ambos se enfrentan a una condena de 52 años.

El acusado, en prisión prolongada, negó ayer los hechos ante el juez y se declaró inocente, asegurando que las lesiones vaginales que presentaba su hija y que fueron la alarma para destapar el caso, se deben a que «la niña se cayó de la bicicleta». Según las fuentes consultadas, la madre, en libertad condicional, dijo que era víctima de violencia de género y aunque ha admitido que presenciaba los malos tratos a su hijo mayor, sentía un «miedo insuperable» y «no era consciente» de lo que pasaba aunque había una habitación reservada al padre y a la hija. Entre los testigos llamados ayer a declarar, figuraba la hermana del acusado, a la que él violó en el pasado, y que no se personó ante el juez. Quienes sí declararon, la mayoría detrás de una mampara, fueron el médico de la ambulancia que atendió a la niña y la pareja de la hermana. El juicio continúa hoy con la declaración de los forenses, psicólogos y la presentación de la declaración grabada de los niños. Los menores, que se encuentran bajo la tutela de la Junta de Andalucía desde enero del 2015, están ahora en trámites de adopción.