Nino, Matías y Javier Gamboa son tres hermanos argentinos, de un pueblecito cercano a Rosario, pero llevan más de diez años en Córdoba. Intelectualmente hiperactivos, a veces, se ven en la necesidad de compartir su arte con la gente de la calle, con el mundo, buscar el impacto y provocar sensaciones. Suelen emplear el humor negro (recuerden la imagen del ángel atropellado que apareció en la Ribera), pero en esta ocasión han querido simplemente buscar una sonrisa cómplice, hacer un guiño a la humanidad. Según Nino, "la gente está decaída y después de haber perdido la capitalidad, parece que Córdoba ha perdido su meta cultural, así que nos pareció una buena idea sorprender con una obra sin más pretensión que la de divertir, hacer sonreír al que la vea". Colocar la figura no fue tarea fácil. En la instalación colaboraron seis personas. Ellos tres y Jorge Yepes, Ciani y Griego, tres amigos que siempre están dispuestos a ayudar", explican. La estatua, cuya construcción se prolongó durante algo más de una semana, está hecha de poliéster sobre una base de hierro y poliuretano, así que confían en que resista, "pero como todo se montó en tan poco tiempo, siempre puede haber algún error", afirma uno de los hermanos. Aunque la gente de la calle parece haberle cogido ya cariño al bañista, los autores saben que su permanencia depende del Ayuntamiento, cuya primera reacción no ha sido precisamente dar palmas. El alcalde, a quien no parece entusiasmarle el arte callejero espontáneo, aseguró que "si la figura tiene algún valor como escultura, se llevará al lugar idóneo, que lo normal es que no sea el lugar donde alguien ha decidido dejarla sin criterio ni razón" y recordó que "hay una normativa legal que afecta a todo el mundo y obliga a seguir un procedimiento que establece qué sitios se pueden ocupar y qué sitios no". En cualquier caso, Nino, Matías y Javier ya han cumplido su objetivo. "Esta mañana hemos visto un hombre que ha parado el coche en medio del puente para enseñarle la figura a su hijo, ese tipo de reacciones nos llenan", afirman, "no esperamos nada más". En opinión de estos creadores, el arte es algo vivo que no debe estar solo en los museos. Aseguran que les gustó mucho el impacto causado en su día por el Hombre Río de Francisco Marcos y Rafael Cornejo o la reacción de la gente ante el Callejero Pirata, de autor desconocido, y creen que este tipo de acciones enriquecen la ciudad. En cuanto a la localización, eligieron el puente de Miraflores "porque pensamos que la gente ha vivido muchos años de espaldas al río y ahora parece que vuelve a mirarlo, por eso hemos querido poner el foco en él, para potenciar una parte de la ciudad que en otras ciudades se valora mucho más".