-¿Qué balance hace de sus siete años al frente de la secretaría general del PCA?

-Ha sido un honor y una enorme responsabilidad. El PCA no es un partido grande, pero está bien organizado y no se ha tenido que reinventar, ha sabido mantener el hilo generacional, está muy asentado en el territorio y tiene un sentido de lo colectivo a poner en valor. Estoy contento también por haber servido de puente entre generaciones. Que Alberto Garzón esté ahí fue una apuesta del PCA, al igual que cambiar a Valderas por Antonio Maíllo.

-Qué le ha quedado en el tintero.

-No he logrado convertir al PCA en la organización que necesita la clase trabajadora andaluza, pero creo que se han sentado las bases para ello. Ten en cuenta que somos un partido que no se presenta a las elecciones pero trabajamos organizativamente como si lo hiciésemos. La parte institucional se lleva demasiada actividad diaria en un momento donde lo importante es activar el conflicto social.

-¿Y eso cómo se consigue?

-Durante estos años, como decía Marx, se ha utilizado a los parados como ejército de reserva y en momentos de crisis, frente a lo que se piensa, no es más fácil hacer la revolución. La frase que más escucho ahora es: «Esto es lo que hay». Hay negocios de la hostelería en Córdoba donde se está pagando en negro 4 euros la hora, y nadie hace nada porque eso es lo que hay. Hay que lograr que no se individualice el combate y la lucha. Para que el PCE sea un partido útil no puede ser doctrinal. Primero hay que empatizar con las condiciones de los trabajadores y facilitar que se organicen con otros en su misma situación para movilizarse y reivindicar condiciones de trabajo justas. Otro error es definirnos como un partido que aspira a defender los intereses de la clase trabajadora y tener poca clase trabajadora.

-Tres personas aspiran a sustituirle: Elena Cortés, Ernesto Alba y Miguel Ángel Bustamente. Insiste mucho en el mensaje de la renovación, ¿por qué?

-Sí, hay que darle un impulso a esto. Los órganos y los liderazgos se agotan. Que haya tres personas dispuestas a ser secretario general es una buena noticia, pero estamos trabajando para tratar de alcanzar una síntesis. Mi intención es que la persona que más consenso suscite sea la que encabece una candidatura unitaria.

-No ha expresado su apoyo a ninguno de ellos. Mójese.

-Como José Manuel tengo mis preferencias, pero como secretario general no las puedo tener.

-¿Cree que hay que revisar la relación con Izquierda Unida?

-Sí, el reto es cómo hacerlo. Algunos piensan que revisarlo es terminar con IU y presentarnos como PCE a las elecciones. Eso sería un error. A nivel federal tenemos 30.000 adscritos, de los que entre 8 y 9.000 son del PCE. No puedo hablar de confluencia cargándome a 22.000 personas.

-¿Cómo valora, por cierto, la confluencia con Podemos?

-No hay que confundir los pactos electorales, como el del 26-J, con un necesario proceso de confluencia. Valoro negativamente algunos acontecimientos y que son pasos atrás, como que haya habido una movilización del Frente Cívico el 15 de mayo; otra el 21 de Unidos Podemos en Madrid para explicar la moción de censura; y otra el día 27 con las marchas de la dignidad. O la confluencia se construye por debajo, o no será de verdad.

-Por qué pasa eso: exceso de protagonismos, falta de voluntad...

--Quizá no hay el suficiente entendimiento en los actores políticos de que la confluencia social es condición necesaria para la confluencia política. No me sirven pactos por arriba, que Alberto Garzón se siente con Pablo Iglesias y pacten cómo va a ser la candidatura de Córdoba.

-¿Teme que eso pueda pasar?

-Es un riesgo.

-¿Cómo valora el documento de Podemos que pedía a IU que rompiese sus pactos con el PSOE?

-El documento dice que puede haber confluencia con IU pero no con el PCA... la unidad en Andalucía, sea social o electoral, no va a existir ni contra el PCE ni sin el PCE. El PCE quiere ser un actor influyente, no determinante, en la construcción de un nuevo sujeto político y social en Andalucía.

-¿Cómo debe hacerse eso de cara a las próximas municipales?

-Nuestra idea es aprovechar la oportunidad que tenemos en Andalucía de impulsar una marea andaluza. Habría que empezar elaborando un documento sobre qué Córdoba queremos. Sin pedirle el carnet a nadie que participe en la preparación de un programa. De tal forma que cuando lleguen las municipales tengamos ese espacio que sea soberano y, en un proceso de primarias, se elija la candidatura unitaria.

-Eso es lo que hizo Ganemos.

-Sí, pero entonces se empezó la casa por el tejado. Afortunadamente de aquí a las elecciones puede haber acuerdos entre formaciones a nivel estatal que nos permitan tener un paraguas para avanzar en la confluencia.

-Me da la sensación de que la confluencia está más clara a nivel nacional que en lo local.

-Es una sensación correcta.

-¿A qué se va a dedicar? ¿Va a dejar la política?

--Aún no lo sé. Digo algo que me enseñó Ernesto Caballero y es que estaré donde me diga mi formación. Si el partido me dice que tengo que estar en mi agrupación de base, que por cierto me apetece muchísimo, estaré.

-Le veo cerrando una etapa.

-Sí. Con 43 años voy a ser exsecretario general del PCA, exsenador y exdiputado andaluz... Yo creo que ya está bien y que estoy en una edad perfecta para empezar de cero y tener una vida distinta.

-¿Qué es lo tedioso de la política?

-Nuestra manera de funcionar. Si queremos cambiar la sociedad no nos podemos meter en una dinámica que te haga ir de reuniones a tu casa y de tu casa a reuniones.

-Y sin pisar la calle.

-Al final acabas con una percepción errónea de la sociedad que aspiras a transformar. Que eso le pase al PP o al PSOE, es lógico; pero nosotros no nos podemos permitir aislarnos de la calle.

-¿Cómo ve a sus compañeros de IU en el Ayuntamiento?

-Muy bien. Se demuestra que con cuatro concejales tenemos una actividad propia de 40 y que el gobierno de Córdoba no hubiera sido el mismo, a nivel de gestión y pasión política, sin IU. Especialmente me siento orgulloso del trabajo de mi querida Alba (Doblas) y de Pedro García, que si seguimos así puede ser el próximo alcalde de Córdoba.

-¿Cómo va el pacto con el PSOE?

-Hay que pactar con quien haga falta para sacar adelante políticas para mejorar la vida de la gente. Y es la única manera de impedir que la derecha y el partido más corrupto de España sigan parasitando en las instituciones a beneficio propio y de sus colegas. El PSOE tiene un problema, no en Córdoba, sino en general, y se ha expresado en sus primarias. No se puede nadar y guardar la ropa.