-Ya han pasado más de dos años desde su nombramiento como presidente del Parlamento de Andalucía, etapa que comenzó de forma difícil por la composición de la Mesa. ¿Está ya normalizada la situación?

-Es verdad que la constitución del Parlamento andaluz comenzó de una manera bastante bronca, pero ahora hay una relación de la presidencia con los grupos parlamentarios bastante más normalizada y la Mesa con menos convulsión.

-Pero crispación la hay.

-Como en todas las cámaras, debido a que hay una gran pluralidad de partidos. En los parlamentos ahora hay más confrontación y es más difícil llegar a acuerdos.

-¿Cuáles han sido las situaciones claves en este periodo?

-La que ha marcado esta legislatura, y aún es objeto de utilización permanente en las argumentaciones tanto de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, como del Gobierno andaluz y de los partidos políticos, fue la propia investidura de la presidenta. Eso ha dejado marcada esta legislatura. Que el inicio de la misma, las más plural, no pudiera arrancar en 80 días porque no se facilitó la abstención, que era lo mínimo que se pedía entonces para formar un Gobierno, es lo que ha dejado marcada la legislatura. De ahí nació la voluntad de Ciudadanos, que decidió dar el paso adelante y acordar una investidura que ha seguido avanzando y ha propiciado que haya dos presupuestos y una voluntad inequívoca de seguir avanzando.

-Cuando tomó posesión ya expresó su opinión de que iba a dejar la secretaria general del PSOE de Córdoba, pero esa decisión la ha retrasado más de dos años. ¿Por qué?

-Pues porque a la misma vez que dije eso añadí que lo haría cuando el partido lo considerase oportuno para no provocar una distorsión dentro de la organización. Así lo hablamos en su momento la presidenta y secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, y el secretario de Organización, Juan Cornejo. Queríamos haber encontrado el momento oportuno, pero la segunda convocatoria de las elecciones generales más todos los procesos que ha vivido mi partido han hecho imposible la celebración de un congreso extraordinario. Por eso terminaré haciendo el relevo un año más tarde de lo que me hubiera correspondido de forma natural.

-¿Cuándo será el congreso provincial que le releve?

--Vamos a proponer al comité provincial el 21 de octubre.

-¿Hasta qué punto han influido las primarias y el batacazo de Susana Díaz en la vida política y en el Gobierno de Andalucía?

-Por más que algunos se han empeñado en intentar mezclar ambas cosas, la estabilidad política en Andalucía ha quedado siempre salvaguardada y con garantías. Es verdad que una vez concluidas las primarias y que Pedro Sánchez es el secretario general, lo que toca ahora es que sea él quien dirija todas las políticas y que nosotros nos centremos en el proyecto de Andalucía.

-¿Y usted cómo encaja esa derrota?

--La encajo deportivamente.

-No se vaya por las ramas.

--Algunas personas han confundido en Córdoba el proceso de elección de un secretario general a nivel de España con aspiraciones legítimas y personales y que ahora salen a la luz de forma absolutamente prodigiosa para convertirse en voces autorizadas de la nueva dirección del PSOE, pero yo, como siempre, he aprendido que en esto de la política la relatividad es la mejor de las teorías.

--Parece que Pedro Sánchez ha culminado ese pacto de no interferir en el congreso del PSOE andaluz que se celebra el último fin de semana de julio. Al acabar el plazo de las primarias, solo Susana Díaz ha quedado como candidata para dirigir de nuevo el partido a nivel regional. ¿Habrá un PSOE andaluz nuevo tras quedar centrada en Andalucía o la renovación de ideas y personas no se contempla?

--Ella simboliza lo que ha sido el cambio y la transición en nuestro PSOE. Mire, el programa con el que la presidenta se presentó a las elecciones en el 2015, que está siendo su eje de gobierno en estos dos años y va a seguir siéndolo, ha sido intenso y muy comprometido con la defensa de los derechos y de todo lo que se había conquistado en la democracia. Este programa de gobierno se va a convertir en el referente del programa de izquierdas en España.

--El presidente de la Diputación, Antonio Ruiz, ha expresado su deseo de estar al frente de la ejecutiva del PSOE de Córdoba en el próximo congreso provincial. ¿Le parece un candidato acertado?

--Es un candidato que puede gozar de muchísima confianza y de mucho aprecio. Estoy seguro de que será capaz de aglutinar a muchos compañeros para seguir adelante con el proyecto del PSOE que hemos ido desarrollado a lo largo del siglo XXI quienes accedimos en esa renovación que iniciamos en Córdoba en el año 2000.

--¿Cree que habrá alguna alternativa del sector de Pedro Sánchez en Córdoba?

-Si mañana surge algún compañero que tenga la misma voluntad, yo les desearé que las primarias les sirvan para crecer políticamente y que hagan crecer al PSOE de Córdoba con una disputa que sea lo más democrática, limpia y respetuosa. Y que no olviden que, una vez acabado el proceso, deben dejar el partido como lo han encontrado: unido.

-Y tras ese congreso de Córdoba, ¿cuál va ser su papel en el PSOE?

-Desde el punto de vista orgánico no me he planteado nada absolutamente. Yo quiero terminar mi faceta como secretario general dejando la organización al menos igual o mejor que como la recibí: un PSOE unido, estructurado a un proyecto para mirar hacia Córdoba, sin confrontaciones con la dirección regional, como las hubo en otros tiempos.

-Vamos a temas municipales. El PSOE tiene la Alcaldía por primera vez en Córdoba desde que se instauró la democracia. ¿Cree que se está aprovechando la oportunidad o, por el contrario, la debilidad de este gobierno local en coalición con IU necesitado del voto de Ganemos dificulta los proyectos para Córdoba?

-A la alcaldesa y al equipo de gobierno hay que reconocerles que se están dedicando con todo su mejor conocimiento y saber hacer a gobernar una ciudad que no es fácil de gobernar. Es verdad que no se lo están poniendo fácil quienes supuestamente deberían de estar permanentemente dándole apoyo a un gobierno progresista y de izquierdas que viene a dar satisfacción a lo que era un clamor en la ciudad para que no siguiese gobernando el PP. Este gobierno municipal lo que tiene que hacer es centrarse en aquellas cuestiones que son realmente trascendentales para la vida de los ciudadanos, para que estos puedan reconocerle a la alcaldesa al final del mandato que ha sido capaz de superar algunas de las dificultades y deficiencias que históricamente ha tenido la ciudad y los problemas más acuciantes de las familias.

-En Córdoba siempre se ha hablado del perjuicio que le ha provocado el haber tenido alcaldes de distinto signo al del Gobierno andaluz. Sin embargo, la nueva sintonía no parece estar dando beneficios a la ciudad.

-No comparto ni la primera ni la segunda afirmación. La primera porque, cuando ha habido alcaldes de IU y presidentes socialistas en España, la ciudad se ha transformado de la forma más espectacular. Y pongo como ejemplo la nueva red arterial ferroviaria, en la que la Junta colaboró con el Gobierno de España para que esa inversión se hiciera. Además, la Junta de Andalucía siempre ha ido de la mano en proyectos que han sido beneficiosos para la ciudad de Córdoba, y ejemplos hay por toda la ciudad. ¿Qué ha pasado ahora? Pues que hemos estado sufriendo la crisis más dura que ha habido en los últimos tiempos. Eso ha repercutido directamente en todas las inversiones de las administraciones públicas.

-Pero se echa de menos, o al menos así se ve, un poco más de respaldo del Gobierno andaluz a la alcaldesa, Isabel Ambrosio. ¿Es que no hace políticas al gusto del PSOE andaluz o es que no se deja ayudar?

-Yo no estoy en el día a día de la gestión municipal. Como secretario general del PSOE de Córdoba siempre he tenido como máxima ser muy respetuoso con la actuación institucional de los alcaldes. Pero dicho esto, no tengo la sensación de que haya una disparidad de criterios, sino que la ciudad tenía demasiadas cosas aparcadas durante demasiado tiempo y es lógico que cueste mucho desatrancarlas todas y querer hacerlo en un tiempo récord de cuatro años. Esa es mi percepción sobre este asunto.

-La oposición ha criticado los dos años de gestión de Isabel Ambrosio al frente del Ayuntamiento, pero desde el PSOE no se ha hecho ninguna valoración. ¿Falta de coordinación entre el equipo de gobierno y el partido o hay que pensar en otra cosa?

-No se ha entendido conveniente por parte del Ayuntamiento de Córdoba. El equipo de gobierno decidió hacer un acto en el Palacio de Viana para hacer su balance de gestión y todos nos sumamos gustosamente al mismo.

-Por cierto, usted no estuvo en ese acto.

-Es que no estaba en Córdoba. Llevo meses sin hablar con la alcaldesa. A mí no me llama por teléfono directamente.

-Insisto en que las relaciones de la Junta con el Ayuntamiento apenas dan resultados. Ahí están, a modo de ejemplo, la Ronda del Marrubial, Rabanales 21, el cercanías...

-En cuanto al cercanías, le diré que nosotros llevábamos como propuesta irrenunciable en nuestro programa electoral poner en circulación trenes que unieran Palma del Río y Villa del Río y Puente Genil y Córdoba.

-¿Y la Ronda del Marrubial?

--Espero que las obras comiencen de inmediato. Ya hay un acuerdo entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía.

-¿Por qué no tiene solución Rabanales 21, que es una de las apuestas más importantes de la alcaldesa?

--Rabanales 21 es una sociedad anónima de mayoría de capital privado. El Ayuntamiento y la Junta tienen el 24% de las acciones. El consejero de Empleo, Javier Carnero, y la alcaldesa, Isabel Ambrosio, ya han manifestado su voluntad de ir a la ampliación de capital que establecía el plan de viabilidad que se hizo desde el consejo de administración. Pero si las entidades privadas, que son bancos, no acompañan las decisiones de las instituciones públicas, la sociedad no podrá avanzar ese plan y tendrían que replantearse si no sería bueno romper esa sociedad y quedarse simplemente lo público para garantizar que el proyecto que se hizo con la Universidad de Córdoba, un proyecto de excelencia para un espacio para albergara empresas de base tecnológica, fuese lo suficientemente atractivo e innovador para provocar un cambio en el modelo productivo en Córdoba. Entiendo que una cosa es el impulso político que se le quiera dar y otra es la realidad, que es dura, y que no es otra cosa que en Rabanales 21 la mayoría no la tiene el sector público, sino el privado y, en concreto, los bancos.