La multinacional KME Locsa no da marcha atrás en su intención de cerrar cuanto antes su factoría de Córdoba, dejando en el paro a sus 118 trabajadores. Tras la resolución de la Junta de Andalucía que rechazaba el expediente de regulación de empleo (ERE) de la industria del cobre, la empresa ha decidido no recurrir e iniciar los trámites para presentar a finales de julio o principios de agosto el concurso de acreedores para las plantas de Córdoba y Barcelona. El director general de KME España, Andrés Barallobre, confirmó ayer a este periódico que, tras cuatro meses sin producirse ningún avance con el comité de empresa, "ya no hay marcha atrás". Barallobre, que considera que en el dictamen de Empleo ha habido "posicionamientos políticos", recalcó que la situación económica "es dramática" en KME Locsa, aunque espera mantener en actividad la planta de Barcelona.

Precisamente, al tener su domicilio social en esta ciudad, la multinacional entregará allí la documentación para el concurso. Esta decisión de KME provocará que se produzca una merma importante de las condiciones laborales recogidas en el plan social del ERE, pues se pasará de los 45 días y 42 mensualidades que ofrecía la empresa a 20 días por año trabajado. "Había casos en los que algunos empleados podrían haber recibido 200 días por anualidad", dijo Barallobre.

El director general de KME Locsa precisó que la empresa ya no abonará las nóminas de julio al iniciar el cierre ordenado por la vía mercantil. Mientras tanto, los trabajadores continúan de vacaciones al ser obligados por la dirección a que toda la plantilla las iniciara en julio. "La empresa tiene unas pérdidas grandes, pese a lo que digan los sindicatos. La consecuencia es que siguen acumulándose y no estamos dispuestos a ello", afirmó.

El presidente del comité de empresa, Francisco Pozuelo, reconoció ayer que esta nueva situación "empeorará las condiciones laborales", ya que ahora se producirá "una negociación entre técnicos". El comité ha mantenido desde la presentación del ERE la viabilidad de la casi centenaria industria cordobesa, por lo que ha rechazado negociar el cierre de la planta.

Por su parte, KME Locsa ha reiterado que en los últimos cuatro años se han producido unas pérdidas acumuladas de unos 17 millones de euros, balance que han rechazado los trabajadores. Además, consideran que ha habido una disminución de la capacidad productiva para derivarla a plantas de la multinacional en Italia y Alemania. Durante el proceso de negociación, el comité de empresa ha recibido el respaldo de todas las administraciones, que han rechazado el cierre de la planta.