Un tribunal popular conformado en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba declaró ayer culpables a los acusados (un hombre y una mujer) de causar la muerte a Carmen Garrote en una vivienda del Cerro en marzo del año pasado y los considera autores de un delito de asesinato. La fiscalía y las acusaciones particulares han solicitado penas que van de los 18 a los 20 años de prisión. Las defensas, por su lado, rebajaron las peticiones, que oscilan de los 17 años y seis meses a los 15. El magistrado que ha presidido este juicio dictará sentencia en los próximos días.

Los miembros del jurado consideran que los acusados sostenían "una turbulenta" relación sentimental en la que se dieron episodios de violencia de género y aunque sobre él pesaba una orden de alejamiento respecto a su pareja, se instalaron en el domicilio de la víctima, que contaba 42 años de edad en el momento de su muerte. Esta, según da por probado el jurado, era toxicómana y "ocasionalmente ejercía la prostitución" en su casa; también acudía a diario a una narcosala cercana. En ese centro fue vista por última vez el 17 de marzo.

Entre la noche del 18 y madrugada del 19, "puestos de acuerdo" y "con la intención de acabar" con la vida de la víctima entraron en su habitación y la golpearon con un objeto contundente --"que no ha sido identificado"-- y le comprimieron la boca "para intentar su sofocamiento".

Las agresiones se localizaron en el hombro izquierdo, la zona frontoparietal y en la base del cráneo, con hundimiento de la bóveda craneal que produjo una hemorragia masiva y paralización de centros nerviosos vitales, que finalmente determinó la muerte. El jurado no aprecia ensañamiento en base al informe de los forenses, pues no considera probado que la repetición de los golpes pretendiese ocasionar a la víctima un sufrimiento innecesario.

EL DIA DESPUES Los acusados desayunaron dos días después en un bar y quisieron irse sin pagar. La dueña avisó a la Policía Local y los agentes encontraron en los bolsillos del procesado la orden de alejamiento y observaron que presentaba un corte en una mano. Su pareja le llamó "asesino" y la conminó a decir "lo que has hecho" delante de los policías.

El encausado había dicho el día anterior en el centro de drogodependencia que la víctima se había marchado a Peñarroya, mientras que su pareja intentó sacar dinero con la cartilla de la víctima. Fue detenida y se le encontró el libro de familia y el DNI de la fallecida.

Por otro lado, una asistenta social dio parte a la Policía Nacional de la ausencia de la víctima y dos agentes se dirigieron a la casa. Allí encontraron al acusado, quien no ofreció explicaciones satisfactorias sobre la ausencia.

SIN LUZ Los policías le pidieron que alzara las persianas del dormitorio para ver el interior ya que la vivienda carecía de electricidad. Pudieron ver un montón de mantas junto a la cama y debajo encontraron al cadáver. En sus ropas se halló ADN de un varón desconocido.

Los acusados se culparon mutuamente e incurrieron en contradicciones en sus declaraciones, según estima el jurado, que descarta que a pesar de sus adicciones tuvieran mermadas sus facultades.

Los miembros del tribunal popular solicitan que "no se les conceda el beneficio de la suspensión de la condena" ni que se proponga su indulto.