¿Qué importan más: los refugiados sirios que a diario están llegando al continente europeo, los millones de perseguidos en países africanos envueltos en conflictos bélicos que interesan muy poco al primer mundo o los que desde hace años intentan saltar la valla de Melilla, cruzar el Estrecho en patera o alcanzar la costas de Italia o Grecia? El obispo de Bangassou, el cordobés Juan José Aguirre, defiende que todos son importantes, tanto refugiados políticos como inmigrantes sin papeles, y deben recibir ayuda internacional para que puedan tener derecho a una vida digna. El refugiado político, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), a diferencia de los inmigrantes indocumentados, tiene derecho a pedir asilo siempre y cuando pueda demostrar que proviene de un país en conflicto donde las circunstancias le obligan a buscar refugio fuera de sus fronteras. El obispo de Bangassou, antes de volver mañana a la República Centroafricana después de recuperarse en Córdoba de un tercer infarto que sufrió en mayo, analiza la crisis de los refugiados de Oriente Medio y la de Africa. También anuncia que el Papa Francisco visitará la República Centroafricana, el segundo país más pobre del mundo, los días 29 y 30 de noviembre. Aguirre lleva 35 años de misionero en esta nación y 17 años como obispo.

--La foto de un niño que murió ahogado frente a Turquía ha logrado por fin una condena casi mundial a la guerra de Siria.

--La imagen de ese niño sirio es espeluznante. Eso habrá ocurrido más veces pero ahora lo hemos conocido porque en esa zona hay actualmente mucha cobertura mediática. En República Centroafricana enterramos a niños que aparecen muertos y nadie se entera. En todo el mundo se condenan las horribles decapitaciones que miembros del ISIS realizan, por ejemplo, a periodistas. Pero como en Bangassou no hay prensa no ha podido verse lo que muchos hemos presenciado, degollar a personas por causas absurdas. Tampoco se da a conocer el secuestro de pequeños para convertirlos en niños soldados o el rapto de niñas para convertirlas en esclavas sexuales, sometiéndolas a todo tipo de vejaciones.

--En su opinión, ¿hay varios tipos de refugiados?

--Existen refugiados que escapan de un horror (guerra u otra desgracia), que huyen con parte de sus bienes o sólo con lo puesto. Los que tienen algún dinero aspiran a comprar un pasaporte para ir en patera u otro medio. A Europa están llegando unos 350.000 sirios, pero desde hace 3 años unos diez millones de sirios han escapado de su país. Y a quien se cuestiona que por qué los sirios no se marchan a otros países árabes y no a Europa no saben que Líbano ha acogido ya a 2,5 millones de huidos sirios y Turquía a unos 3 millones. La mayor parte de las migraciones que se producen en Oriente Medio y en Africa son internas. Los refugiados sirios y de otros países que llegan a Europa son sólo la punta del iceberg porque la mayor parte no tiene medios para ir mucho más lejos.

--¿Qué le parece la petición que ha hecho el Papa Francisco para que todas las parroquias acojan a refugiados?

--Excelente. El movimiento de solidaridad que ha surgido en Europa de tipo gubernamental y personal ante la llegada de refugiados sirios, afganos y de otros países es estupendo, aunque llega con tres años de retraso.

--¿Estados Unidos y Naciones Unidas se muestran demasiado pasivos ante el conflicto sirio?

--Estados Unidos actúa mucho por intereses económicos. El DAES (ejército islámico que quiere imponer un califato en el norte de Irak) controla los mayores pozos de petróleo de la zona. Estados Unidos le vende armas y el DAES petróleo para autofinanciarse. Por su parte, Arabia Saudí apoya a radicales que luego forman parte del ISIS. En el caso concreto de la República Centroafricana, vino una expedición de Estados Unidos para mediar en la guerra pero no llegó a actuar contra el LRA (Ejército de Resistencia del Señor), sino que se instaló en las vecinas Sudán y Congo para controlar la venta del coltán, un mineral muy escaso que se usa para alta tecnología, misiles y drones. Quien tiene el control del coltán lo tiene de las guerras. Por eso es tan importante.

--¿Sigue la República Centroafricana sumida en la ola violenta que comenzó en el 2013?

--Sí. Había previstas elecciones para final de año, pero será muy complicado que se celebren. Mientras, existe un gobierno de transición, pero no hay censos, fueron aniquilados. Cuando se produjo el ataque de los Seleka en marzo del 2013, que arrasó nuestra misión, nadie pudo tomar imágenes de ese horror, ni tampoco de la carnicería que los anti-balaka (otro grupo de mercenarios) perpetraron el 3 de diciembre del 2013 en la capital Bangui. Las balas me rozaron al salir de una reunión, pero pude ocultarme. Fue un infierno. La guerrilla mató ese día a unos 3.000 inocentes sin que hubiera testimonio gráfico de ello, cifra similar a las víctimas de las Torres Gemelas. Aquella jornada vi demasiados cadáveres, entre ellos no se me olvidarán los cuerpos sin vida de una madre y su hijo pequeño que, a pesar de estar cosidos a metralla y bañados en sangre, seguían cogidos de la mano. Si la imagen la hubiera captado un fotógrafo hubiera dado un toque de atención al mundo de la espiral de violencia que asola la República Centroafricana. En las fronteras del Chad, Congo y del Camerún hay unos 600.000 refugiados de República Centroafricana, mayormente musulmanes moderados, que huyen del horror. En el mundo hay millones de musulmanes moderados que no están de acuerdo con la violencia.

--Su salud ha empeorado. ¿Se plantea dejar Bangassou?

--Por ahora no, porque el Señor me quiere allí. Pero me tengo que cuidar, porque con 9 muelles en el corazón no sé si podría aguantar un cuarto infarto. Lo que no quiero es ser una carga. Al Vaticano le he pedido disponer de un obispo auxiliar que asuma gran parte de mi responsabilidad. En los cuatro meses que ha durado mi recuperación el vicario episcopal ha estado a cargo de la misión. Soy el obispo pero allí hay responsables de cada uno de los proyectos. Ya hemos conseguido recuperar mucho de lo destruido. Tenemos 13 escuelas (2 de ellas se pondrán pronto en marcha en la selva), para unos 8.000 alumnos; centro de enfermos terminales de sida, que atiende a unos 1.000 pacientes; la maternidad, con 20 camas, o la Casa de la Esperanza, para abuelos seniles acusados de brujería. También está la leprosería y la clínica de pediatría, que incluye un proyecto de seguimiento de niños desnutridos con la ayuda de la empresa Hero, que nos regala cada año unas 8.000 toneladas de leche en polvo. Una religiosa se encarga de repartir la leche entre los niños que están por la selva. Por su parte, contamos con la cooperativa de las abuelas; centro de fomento para recuperar a los niños soldado y otro de costura y sastrería para darle una nueva vida a niñas y jóvenes que han sido secuestradas por los rebeldes para usarlas como esclavas sexuales. También hay un laico que se encarga de coordinar a los albañiles y está en proyecto construir dos iglesias nuevas.

--¿Con qué financiación han contado?

--Con lo recaudado por la Fundación Bangassou y la ayuda de Manos Unidas, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Orden de Malta, los misioneros combonianos, una aportación muy significativa del Vaticano, entre otros.

--¿Qué espera de la próxima visita del Papa Francisco?

--Quisiéramos que su visita sirva para poner fin a la situación de violencia. Primero el Papa visitará a las autoridades del gobierno de transición en Bangui. Que Francisco haya aceptado dormir en la capital del país, teniendo en cuenta la situación tan convulsa que existe, demuestra que tiene mucho coraje. Y luego tendrá lugar el encuentro con autoridades civiles y militares, que es muy importante porque el Papa no tiene pelos en la lengua y dirá lo que necesitamos para salir del conflicto. Celebrará el día 30 un encuentro con religiosos y seglares en una misa multitudinaria en el campo de fútbol de Bangui, donde también habrá representantes de otras religiones, que están esperando las palabras del Papa. Este estadio de fútbol lo construyeron los chinos a cambio de que República Centroafricana no apoyará a Taiwan en Naciones Unidas como país independiente, pero este campo se usa muy poco por la situación del país.

--La Fundación Bangassou ya está preparando los contenedores con ayuda humanitaria con destino a su misión.

--Sí, queremos adelantar este año la salida para que no lleguen en las épocas de lluvia, que los caminos están muy mal.

--Por ahora siguen sin poder organizarse expediciones de médicos a Bangassou por el clima bélico ¿no?

--Efectivamente. Ya llevan tres años sin poder ir. No podemos garantizar su seguridad.

--¿La vida está muy barata en esta nación de Africa?

--Sí. Se vive con menos de medio euro al día y la esperanza de vida al nacer es de 48 años.