NACIMIENTO AGUILAR DE LA FRONTERA (1960)

TRAYECTORIA SE LICENCIO EN DERECHO EN LA PRIMERA PROMOCION DE LA FACULTAD DE CORDOBA. LA MAYOR PARTE DE SU CARRERA LA HA DESARROLLADO EN MALAGA, DONDE COORDINO LA SECCION DE MEDIO AMBIENTE.

--Se quejaba en su toma de posesión de la carencia de medios. ¿Cuál sería la plantilla ideal de la fiscalía de Córdoba?

---Hablaba tanto de fiscales como de funcionarios, pero no me atrevo a establecer cuál debe ser la plantilla. Hablaba de la escasez de medios tradicionales y a simple vista parece que es así. No lo llamaría queja, todavía.

--¿Cuál fue su primera impresión de esta fiscalía?

--La misma que en otras fiscalías: unas instalaciones normalmente anticuadas y unos profesionales que tratan de paliar esa falta de medios con su esfuerzo y su trabajo. Me ha parecido que en esta fiscalía hay grandes profesionales y que se podría hacer mejor si tuviésemos los medios adecuados. No debemos olvidar nunca el servicio público que presta la fiscalía e intentaremos dar transparencia a lo que hacemos y solventaremos las carencias con la disposición de los fiscales.

--Y con esa escasez, ¿cómo se fomenta la especialización?

--Eso es un problema. Los fiscales tienen que acudir a los numerosos servicios que debe atender y dentro de ello están los partidos judiciales, que en Córdoba son once. Eso supone que permanentemente se necesitan once fiscales que tienen que estar pendientes de esos juzgados. Junto a esto tenemos cinco juzgados de lo Penal, tres secciones de la Audiencia, los de Violencia, de Menores... Todo ello supone una cantidad de fiscales que diariamente tienen que prestar servicio en esos órganos. Y además, sigue entrando documentación que requiere el informe del ministerio fiscal. Habrá que intentar compaginar una cosa con la otra. No podemos dedicar fiscales exclusivamente a una especialidad, porque hay numerosos servicios comunes que atender.

--En ese ámbito de especialidades, ¿hay una suficiente formación continuada?

--La Fiscalía General del Estado realiza cursos de formación durante todo el año, y los fiscales nos vamos formando poco a poco. Luego está la situación personal de cada fiscal. Junto al despacho de papel está la propia vocación del fiscal, que por su natural inclinación al servicio público, intenta formarse.

--¿El problema es solo de medios o también se necesitan otras leyes?

--Indudablemente, el sistema legislativo influye, porque en ocasiones se establecen determinados trámites que no tienen sentido. Eso es cierto y también es cierto que partimos de un trabajo basado tradicionalmente en la escasez de medios, en el que se puede caer en la complacencia. Pero esto se produce cada día en menos ocasiones y son contadas las personas que puedan estar en esa situación. Hay escasez de medios, a veces porque hacen falta fiscales y a veces porque hacen falta funcionarios, o equipos informáticos adecuados.

--¿Cree que si la instrucción estuviera en manos de los fiscales se agilizarían los procesos?

--Al igual que los jueces, los fiscales trabajamos, como norma general, bastante. El hecho de que se le dé la instrucción al fiscal no tiene que suponer una mayor rapidez puesto que los jueces trabajan bien. Si simplemente lo que hacemos es cambiar a la persona y con los mismos medios, entonces tendremos el mismo problema.

--¿Piensa retomar el proyecto de conformidades previas?

--Pienso insistir en las conformidades porque pueden ser un elemento que contribuya a agilizar la justicia; me han comentado lo que se había intentado y tengo una idea. Más que retomar el proyecto, lo que voy a intentar es formentarlas. Cuando hablamos de conformidades, el ministerio fiscal está sometido necesariamente al principio de legalidad e imparcialidad. Cuando se llega a una conformidad, debe quedar claro que no es el acusado el que elije ni el fiscal decide no acusar porque no interesa.

--Dijo usted en una ocasión que el Derecho Penal no es la solución a los delitos, sino la prevención. ¿Cómo se consigue prevenir?

--Como norma general, el Derecho Penal no es la solución. Es lo último y cuando todo ha fallado acudimos a él. Obviamente, el Derecho Penal no será la solución al delito si no viene acompañado de medidas que traten de evitar esas conductas. Lo necesario sería prevenir, pero cómo lo hacemos. Lo ideal sería una campaña fuerte de la Administración que se sensibilice al ciudadano en la necesidad de proteger determinados bienes jurídicos. No hay que olvidar que también tienen los políticos que lanzar un mensaje claro de lo que es delito y lo que no. Cuando algunos sectores se plantean hacer interpretaciones de la norma, hay que tener claro que quienes interpretan las leyes son los jueces y el ministerio fiscal en el ejercicio de sus funciones.

--¿Cómo afronta la fiscalía macrocausas con 80 imputados, como la operación Fénix, o el fraude a la Seguridad Social con 500?

--Como podemos; ojalá pudiera decir otra cosa. Normalmente se hace con el esfuerzo de los fiscales. La justicia no está preparada para este tipo de procedimientos, y cuando vienen, nos desbordan. Cierto es que estamos en crisis, pero en determinadas ocasiones debe haber una mayor disposición de la Administración. Esto es muy complicado, y ese volumen hace que esos imputados vayan a grandes despachos de abogados, con todos los medios, mientras el fiscal sigue con su bolígrafo y su papel porque ni siquiera tiene un ordenador portátil.

--¿Ha observado algún área que necesite reforzarse?

--Es pronto para decirlo, pero lo primero que me preocupa es la adscripción de los fiscales a los servicios generales, y eso hace que las especializaciones tengan ciertos problemas a la hora de desarrollarlas. Tenemos que acudir al voluntarismo.