La iglesia de la Magdalena acogió anoche el décimo segundo pregón del costalero, un acto que, organizado por la hermandad de la Sagrada Cena, estuvo a cargo de Inmaculada Concepción Aranda Vázquez, cofrade de las hermandades del Amor y de la Universitaria, quien fue presentada por el conocido capataz Carlos Herencia.

El pregón pronunciado anoche brotó desde el corazón de una persona que conoce el mundo del costal desde su condición de mujer, algo que no pasó desapercibido en este pregón donde tuvo palabras para denunciar con contundencia la violencia de género.

La Virgen de la Encarnación, de la que la pregonera fue fundadora de su primera cuadrilla de costaleras y contraguía de la misma, también estuvo muy presente en el texto.

La pregonera invitó a los costaleros, una vez cumplido el tiempo de servicio a la hermandad como costaleros, a que no duden en vestir la túnica nazarena y a acompañar a sus titulares hasta el final. Sin duda, palabras de una mujer, una costalera, pero, sobre todo, de una cofrade que tiene muy claro qué significa pertenecer a una cofradía.

Como viene siendo habitual, el acto contó con el preludio musical de la Agrupación de la Sagrada Cena, que interpretó un escogido repertorio de marchas que sirvieron como la mejor antesala a este emotivo y sincero pregón pronunciado por Inmaculada Aranda.

Como cada año se dieron cita en la iglesia de la Magdalena distintos representantes del mundo del costal, así como antiguos pregoneros de este evento, con el que la hermandad de la Sagrada Cena rinde homenaje cada año al costalero en un acto totalmente consolidado en la cuaresma cordobesa.