La promoción de la donación de sangre que la asociación-hermandad de donantes de sangre de Córdoba realiza, en colaboración con el centro de transfusión, es fundamental para mantener las reservas sanguíneas, que salvan vidas a diario. La hermandad y el centro cuentan en toda la provincia con más de 150 delegados y colaboradores que efectúan esta labor altruista tan relevante, que se refleja en que la mayoría de las donaciones de sangre se obtienen en las colectas que se hacen fuera de la sede del centro de transfusión. Matilde Gálvez Campos, de 70 años, lleva colaborando desde hace 30 años en Puente Genil con la hermandad de donantes de sangre de Córdoba y con el centro de transfusión. Además, Matilde también fue donante de sangre, hasta que la salud se lo impidió, y sus cinco hijos también lo son. Mati, como es conocida, comparte la función de delegada de la hermandad con otras dos personas, una de ellas su hija Matilde, que le ayuda a preparar la biblioteca municipal para acoger a los donantes de sangre en las cuatro visitas anuales que el centro de transfusión realiza a Puente Genil. «También avisamos de las campañas mediante cartelería por todo el pueblo y entrevistas en medios de comunicación», apunta.

Matilde comenzó a donar al ver un aviso en el hospital Reina Sofía de que hacía falta sangre. Se siente muy orgullosa de que la tasa de donación en Puente Genil haya crecido mucho, hasta situarse en 50 donaciones por cada mil habitantes/año, muy superior a la media provincial.

Y sin donantes no habría donaciones. Donantes como la rambleña Rosalía Carvajal García, de 52 años, que empezó a donar sangre en 1991, siguiendo el ejemplo de su madre. En los últimos años Rosalía está donando exclusivamente plasma, porque los médicos del centro de transfusión le dijeron que era buena candidata para ello. Su marido también se hizo donante al ver que ella lo era y su hija, de 22 años, también ha mostrado interés por serlo. Rosalía anima a los cordobeses a que se hagan donantes de sangre, «porque no es doloroso, no se pierde tiempo, sino que se gana solidaridad, ayudando a otras personas a que ganen vida».