Santa Marina mantiene su esencia desde el siglo XIII: sus múltiples calles estrechas y su intrincado entramado urbano son herencia del medievo. Aunque las cosas han cambiado mucho desde entonces, hoy en día conserva intacta su forma de entender la vida, su ritmo pausado de barrio, casi pueblo, en el que todos se conocen. Es un estilo propio y genuino cuya vigencia es una de las banderas de la asociación de vecinos Casa de Paso.

Su presidenta, Belén Fernández, señala que Santa Marina, como el resto de barrios históricos, necesitan la «mirada de las administraciones» porque son «los que dan el perfil de ciudad que quieres» y «los que dan idea de cómo se vivió en Córdoba y cómo se vive» en un barrio que mantiene antiguas casas de vecinos. Por eso cree imprescindible que se apueste por «poner en valor nuestra historia» y que unos y otros trabajen juntos en esta dirección.

Belén reconoce que se ha avanzado mucho en este sentido y que el barrio ha experimentado diversas transformaciones y mejoras en los últimos años, aunque hay algunas cuestiones pendientes, como construir un centro para los vecinos en el solar que liberó el ábside de la iglesia en 2007.