El hospital Reina Sofía ha sumado un nuevo éxito en su actividad al implantar un dispositivo de asistencia ventricular definitivo (corazón artificial) a un hombre de unos 70 años, operación realizada por primera vez en este centro y que sería la segunda vez que se lleva a cabo en España. La primera colocación de un corazón artificial permanente a nivel nacional, realizada a un hombre de 67 años, se dio a conocer el pasado agosto y había sido realizada en mayo en el hospital 12 de Octubre de Madrid.

Fuentes bien informadas indicaron que la intervención materializada por profesionales del Reina Sofía se llevó a cabo a finales de octubre y que el beneficiario de la misma ya ha recibido el alta de la Unidad de Cuidados Intensivos. Las mismas fuentes precisaron que en estos momentos el paciente sigue ingresado y recuperándose en la planta de hospitalización del área de Cardiología del complejo. La importancia de esta intervención realizada por el Reina Sofía radica en que la implantación del dispositivo de asistencia ventricular no es una solución temporal hasta que el enfermo pueda recibir un órgano procedente de una donación, sino que la colocación de este sistema es definitiva, salvo que ocurrieran circunstancias que obligaran a revisar con posterioridad la operación.

Las citadas fuentes apuntaron que la opción de implantar un dispositivo cardiaco artificial definitivo se efectúa en ocasiones muy concretas, cuando en los pacientes no está indicado o no es viable el trasplante o por que los candidatos sufren otras enfermedades que desaconsejan el injerto de un órgano, como fue el caso de Pedro Antonio Pérez García, vecino de Madrid, que fue el primer español en beneficiarse de este avance científico.

El dispositivo artificial se inserta en el pecho del paciente y es un mecanismo de titanio con dos cánulas de entrada y salida al corazón, y un motor-bomba eléctrico que impulsa la sangre al exterior del órgano, a través del sistema circulatorio. Externamente, un pequeño cable lo conecta a una unidad de control, consistente en una batería eléctrica que se enchufa a la red eléctrica si la persona se encuentra en casa, o en dos recargables con una autonomía aproximada de 12 horas para que pueda desplazarse y llevar una vida lo más normal posible.

Se calcula que el corazón artificial puede estar entre 8 y 10 años funcionando, y transcurrido ese tiempo debería sustituirse solo la parte del motor. Mientras tanto, el paciente solo tiene que extremar la higiene en la zona del cable de conexión eléctrico que, al estar en el exterior, es la única zona susceptible de infección. Todo el dispositivo se encuentra en el interior del paciente y únicamente el citado cable cruza la piel para conectarse con un miniordenador exterior que mantiene monitorizado al paciente.

Fuentes del hospital 12 de Octubre de Madrid consultadas por este diario manifestaron que tras esta primera intervención no se ha practicado ninguna más en este centro, ya que su indicación se circunscribe a circunstancias y a pacientes muy específicos. Además, el 12 de Octubre confirmó que el primer beneficiario de un dispositivo de asistencia ventricular definitivo sigue gozando de buena salud. La implantación de corazones artificiales definitivos no se ha extendido en España, aunque sí es frecuente en Europa y Estados Unidos, debido a que en nuestro país existe una gran tradición trasplantadora y una importante concienciación social acerca de la necesidad de donar los órganos al fallecer. Sin embargo, ante el descenso en España de las donaciones de órganos por la reducción de los accidentes de tráfico, cada vez se evalúa más el uso de esta alternativa.