El caso del imán de Ripoll ha despertado las dudas sobre quién puede ocupar este puesto en las mezquitas españolas y cómo controlar los mensajes que dirigen a la población musulmana entre las que predican. El presidente de la Junta Islámica andaluza, el cordobés Mohamed Escudero, explicó ayer que en Andalucía no existen controles ni filtros oficiales para designar a los imanes, cuyas atribuciones dependen de cada comunidad. Según el registro de asociaciones religiosas del Ministerio de Justicia, en Andalucía existen 214 comunidades musulmanas de las cuales 19 se encuentran en la provincia de Córdoba. Municipios como Cabra, Pedro Abad, Almodóvar, Palma del Río, Priego, Montilla, Puente Genil o Rute cuentan con su propia comunidad musulmana mientras en la capital aparecen registradas cuatro. De ellas, solo tres tienen una mezquita o espacio abierto a la oración y dos, la de Almorabito en la plaza de Colón y la de At Tauhid en el Cordel de Écija, cuentan con un imán encargado de dirigir la oración.

Según Escudero, «hay un proyecto en marcha que pretende establecer un mecanismo de registro e identificación de los imanes», pero de momento operan con el único control de las comunidades islámicas que los contratan. «La falta de recursos de estas comunidades hace que en muchos casos ni siquiera estén contratados, sino que actúan como voluntarios, de forma altruista, con lo que tampoco se les puede exigir demasiado». Y es que para ser imán, al contrario que para ejercer como sacerdote, en la actualidad no existe en España una formación específica, regulada y estándar exigible a todos los imanes. «Se supone que deben tener un conocimiento profundo del Corán, así como de los dichos y hechos del profeta, pero no hay un centro de evaluación que otorgue una titulación», señalan desde la Junta Islámica.

El contenido del sermón de cada imán depende de él mismo y no tiene porqué ser común al del resto de mezquitas. Según Escudero, «los principales problemas de las comunidades musulmanas son la falta de financiación para sostener el servicio del imán y del resto de actividades sociales, y el idioma, ya que es difícil encontrar imanes que conozca el Islam en profundidad y además hablen español». Por eso, son las comunidades las responsables de que no se deslicen mensajes radicales en las mezquitas, «lo que no quita que lo hagan fuera del sermón, como ha ocurrido en Cataluña». En Andalucía, la corriente islámica mayoritaria es la suni y en concreto, la maliki, con origen en Marruecos, de corte moderado, al igual que la corriente ahmadí de Pedro Abad.