Los profesionales del hospital universitario Reina Sofía atendieron el pasado año un total de 733 accidentes cerebrovasculares y aplicaron a estos pacientes los tratamientos precisos en función de la gravedad.

El responsable de la Unidad de Gestión Clínica de Neurología del hospital Reina Sofía, Juan José Ochoa Sepúlveda, explica que "alrededor del 40% de los pacientes que sufrieron en el 2013 un accidente cerebrovascular de carácter grave tuvieron una evolución satisfactoria y quedaron prácticamente sin secuelas".

El neurólogo relaciona estos "buenos resultados con la implantación del código ictus en la provincia de Córdoba hace más de tres años, ya que este protocolo de atención urgente permite identificar con rapidez los casos en los que se produce un ictus y activar con la suficiente celeridad las distintas fases y actuaciones que permiten prestar una atención eficaz, reduciendo las secuelas que se puedan llegar a producir".

El código ictus está indicado en los casos en que el accidente cerebrovascular acaba de producirse y el paciente se encuentra durante las primeras horas, en las que aún es posible recuperar las funciones de parte del área cerebral afectada evitando secuelas físicas cognitivas. Cada vez que el servicio de emergencias o el propio personal del hospital reconoce los síntomas de un posible accidente cerebrovascular, se activa el código ictus, articulando de forma prioritaria una serie de medidas y actuaciones que agilizan la implantación del tratamiento. Estas abarcan desde la asignación de nivel de prioridad 1 o 2 en Urgencias, que supone la atención inmediata, hasta la realización de forma protocolizada de una serie de pruebas radiológicas y analíticas.