El periodo estival es uno de los más deseados por los pequeños, pero este deseo cambia conforme la edad de los escolares avanza y algunas de las asignaturas se van atascando en el quehacer diario de los mismos. Para obtener buenos resultados en los exámenes de septiembre a los estudiantes no les queda otra que estudiar en verano.

Las bibliotecas y academias educativas no cierran sus puertas durante las vacaciones estivales para que aquellos alumnos a los que se les resisten las asignaturas del curso escolar puedan hacer uso de sus instalaciones y continuar estudiando para aprobar las asignaturas suspensas. Además de este tipo de alumnos, en muchas academias es común encontrar personas que preparan algún tipo de oposición y que estudian durante meses hasta la fecha del examen sin distinción de periodos vacacionales.

La Biblioteca Provincial de Córdoba es una de las más visitadas por los jóvenes que estudian para septiembre sin la ayuda de academias privadas. Este es el caso de Iván Barrios, un joven cordobés que estudia durante los meses de verano para aprobar algunas asignaturas pendientes de 2º de Bachillerato. Según Barrios, estudiar en este periodo es más complicado ya que lo que de verdad apetece es estar en un lugar más fresco como la piscina junto a su familia y amigos. El joven destaca el poco personal que queda en la biblioteca durante el estío y lo complicado que es encontrar ayuda aunque, por otro lado, agradece el fresco del aire acondicionado en la estancia, tan necesario en el verano cordobés.

Por otro lado, desde una de las academias de estudios de la capital, Emilia Madueño, jefa de estudios del Instituto Alcántara, hace hincapié en la cantidad de alumnos de ESO que acuden al centro en verano. Madueño señala cómo estos alumnos son los que acuden con mayor dificultad al lugar de estudio ya que la edad de los mismos --comprendida entre los 12 y los 16 años-- suele ayudar poco a la concentración. Para prestar la atención necesaria a su rendimiento, en la academia cuentan con una plataforma virtual desde la que mantienen un contacto fluido y permanente con todos los padres, que además de preocuparse por los estudios de sus hijos hacen un gran esfuerzo económico para que los jóvenes obtengan un buen resultado en los exámenes de septiembre. Algunos alumnos estudian con miras a una futura carrera preparando con esfuerzo las pruebas de selectividad que no aprobaron en junio.

En definitiva, los meses de verano tan deseados por un gran número de alumnos en edad escolar pueden convertirse en una prolongación del periodo escolar para aquellos que por la causa que sea no hayan terminado el último curso con los resultados deseados.