"Yo he tenido un padre de humo, mis hijos podrán tener un abuelo de verdad". Manuel Díaz, que fue recibido a su salida de los juzgados cordobeses por un grupo numeroso de curiosos al grito de "torero, torero", dijo estar tranquilo, aunque, matizó, no feliz. "No puedo estar feliz, porque no hubiera querido que fuera así, pero estoy tranquilo", contestó el matador de toros, visiblemente emocionado y acompañado de su mujer, a los periodistas que se agolpaban a las puertas de la Audiencia de Córdoba. El torero de 48 años lamentó que Manuel Benítez no hubiera acudido a los juzgados porque "hoy era una oportunidad muy bonita porque este hombre podía haber demostrado que era una gran persona", aseguró. No obstante, Díaz dijo no estar defraudado con la ausencia de El Cordobés e incluso, en su habitual estilo diplomático, añadió, "lo puedo hasta comprender porque la situación no es agradable". Eso sí, reconoció que estaría encantado de mantener con el torero de Palma del Río un encuentro.

Manuel Díaz, que de momento no se plantea cambiarse los apellidos, hizo referencia en varias ocasiones a su madre y "a su verdad". "Intento buscar mi identidad y la de mis hijos; todo el mundo tiene derecho a saber de dónde viene", afirmó el torero. "Yo lo sabía, mi madre nunca me lo ha ocultado y cuando empezó todo este proceso intentaba demostrar que él era mi padre. Ahora él también lo sabe".

El diestro de Arganda del Rey (Madrid) también dio las gracias "a quienes siempre nos han creído" y a la prensa, "que siempre me ha apoyado, me ha defendido y mimado y permitido llegar hasta aquí", subrayó. "No es el día más feliz de mi vida, pero sí el de más tranquilidad", concluyó.

Sobre sus planes de futuro, Manuel Díaz explicó que pretende seguir "trabajando, ilusionado y con mi vida" y respecto al futuro más inmediato contó que ayer mismo iría a comer a casa de su madre para que le preparara "un buen potajito".