¿Qué es la prisión permanente revisable? Se trata de un tipo de condena, implantada en el Código Penal español en marzo del 2015, prevista para castigar delitos considerados muy graves, sobre todo, para asesinatos. En concreto, si la víctima es menor de 16 años o una persona especialmente vulnerable, cuando el asesinato es la culminación de una violación, en asesinatos múltiples, en casos de terrorismo, en delitos contra la Corona, asesinato a jefes de estado extranjeros, genocidio o delitos de lesa humanidad. Tras el cumplimiento íntegro de gran parte de la condena (25 a 35 años), según el delito, el reo puede obtener una libertad que estará condicionada a que este cumpla ciertas exigencias.

El PP de Córdoba salió ayer a la calle para recoger firmas contra la derogación de esta medida que, aseguran, defiende el 80% de la población española y que salió adelante «gracias al Gobierno de Rajoy» en su afán de dar respuesta a lo que denominan un «clamor popular». María Luisa Ceballos, secretaria general del PP en Córdoba, defendió ayer ante los medios esta medida, que se ha enfrentado en el Congreso de los Diputados al rechazo de PSOE, Unidos Podemos, PNV y, hasta ahora, Ciudadanos (que ahora la apoya), a quien criticaron por cambiar de postura mientras los populares «han defendido, defienden y defenderán siempre la prisión permanente revisable».

Pese a que se han recogido más de 2 millones de firmas contra la derogación de esta forma de cadena perpetua revisable, que contiene un oxímoron en su enunciado, no deja de sorprender que el PP recurra como argumento al dictado de la calle, cuando otros clamores pasaron invisibles ante sus ojos. En cualquier caso, Ceballos, acompañada, entre otros, por los portavoces populares del Ayuntamiento y la Diputación, José Mª Bellido y Andrés Lorite, animaron a la ciudadanía a implicarse en la defensa de esta condena. La calle, sin embargo, es un arma de doble filo. Nada más empezar a pedir firmas, un señor espetó a Ceballos que estaba en contra de la medida, que «la culpa de que existan terroristas la tienen los gobiernos» y que hay que trabajar por la rehabilitación de todos los presos porque, en su opinión, «muchos son enfermos». A su lado, su mujer negaba con la cabeza. «El caso de Bretón es un ejemplo, tanto cinismo, no hay derecho a que ese hombre vuelva a la calle». Entre los firmantes, este periódico pudo comprobar que hay quien firma de oídas o porque lo lleva la corriente. «No sé, firmo porque han firmado mis amigos», explicó uno de los jóvenes consultados. Un amigo un poco más informado aseguró estar a favor «porque hay presos que no se pueden reinsertar, como los violadores o los que cometen violencia de género». La mayoría de los encuestados dicen sí, sin pensarlo siquiera, a la cadena perpetua revisable nada más se les nombran casos como el de Ruth y José, Diana Quer o Marta del Castillo, que han conmocionado a la sociedad por su crueldad. Es un impulso natural de condena ante casos ya juzgados. Quizás la duda sea si es la calle, en caliente, quien deba decidir justo sobre un tema tan delicado. Doctores tiene la iglesia...