El Alcázar Viejo es uno de los barrios más singulares de Córdoba. En torno a las tres calles que marcan la estructura urbanística del barrio se distribuyen las casas tradicionales de San Basilio, muchas de las cuales se han ido pasando de generación en generación.

Ignacio Álvarez, presidente de la asociación de vecinos Alcázar Viejo, es uno de esos ejemplos. Su familia lleva en el barrio unos 350 años, según ha podido investigar, pero cree que el barrio es, en sí mismo, «una familia gigante», ya que una de sus apuestas principales es la defensa de la convivencia y de acciones conjuntas que han marcado la idiosincrasia de un barrio cada vez más visitado por los turistas.

Y es que, como señala Álvarez, «intentamos que el bien común sea un factor importante», por lo que organizan múltiples actividades lúdicas y culturales que han ayudado a profundizar en ese espíritu de convivencia.

El Alcázar Viejo, a pesar de formar parte del centro de la ciudad, conserva un aire de pueblo que le confiere un carácter especial y que forma parte de sus señas de identidad. De hecho, aún es posible ver a muchos de sus vecinos y vecinas sentados en las puertas de su casa en las noches de verano para «tomar el fresco» y disfrutar de una charla animada. Y al día siguiente cada uno barre y friega su puerta, «aunque venga Sadeco», y adorna las calles con flores y macetas para alegrar la vista del quien pasea por sus calles o busca una de sus tabernas tradicionales.